Globalismo: Amenaza

Cualquiera que se haya tomado la molestia de leer los documentos que el Foro Económico Mundial (FEM) tiene a disposición de los interesados en Internet sabe que hay un capítulo que se denomina “Gobernanza 4.0″ en la que se define el proyecto político de la organización.

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Está a libre disposición y los que sientan curiosidad pueden acceder a los documentos vía Google, sin trámite alguno. El que dice que no conoce lo anterior es porque no le interesa conocer el proyecto o porque es encubridor.

El proyecto consiste en reemplazar a las instituciones democráticas, a las que acusa de verse sometidas a intereses “limitados y cortoplacistas”, por un gobierno de corporaciones “global y largoplacista”, porque “los desafíos trascienden las fronteras nacionales”. El desafío central, el principal, es el “cambio climático”, excusa perfecta para justificar la necesidad de una tutela planetaria.

Obviamente, las corporaciones de las que habla en FEM son las que lo integran. El FEM no disimula su asalto al poder global y lo anuncia claramente en sus documentos públicos.

El instrumento mediante el que se implementa el programa político del FEM es lo que denomina “sociedad civil”, un eufemismo para denominar a empleados suyos integrados en empresas denominadas “organizaciones no gubernamentales” (ONG) que, con excepción de las que son creadas localmente por políticos como Hugo Javier, dependen económicamente de las mencionadas corporaciones que integran el FEM.

Eso explica, de paso, por qué estas ONG se niegan a exhibir sus cuentas. Todas reciben plata y órdenes de corporaciones articuladas en el FEM, como Black Rock, Quantum o la Bill & Melinda Gates Foundation.

El cambio climático, en realidad el dogma climático, es su pretexto para sustraer la soberanía a los países y para someter a los gobiernos a su tutela. Por eso se cancela y se destruye a los científicos que discuten dicho dogma del mismo modo en que el cristianismo condenó a Galileo por haber demostrado la falsedad del terracentrismo bíblico o en que ahora condenaron al creador de las vacunas de MRNA, Robert Malone, por haber evidenciado los riesgos de la anticovid.

Fueron estas corporaciones las que impulsaron e impusieron no solamente la “Agenda 2030″ hecha a su imagen y semejanza, sino el “Protocolo de Kyoto” en que se basa la “ley de créditos de carbono”, mediante la cual se acepta la tutela de las ONG que otorgan las “certificaciones” de cumplimiento de las exigencias sobre la “huella de carbono”.

No hay modo más completo de entregarse al globalismo que la “ley de créditos de carbono”. A su lado, todo lo demás es vyroreí. La ley de créditos de carbono no solamente impulsa el mayor enriquecimiento de los más ricos, sino que desalienta cualquier interés que pudieran tener en generar empleos, pues para ganar plata solamente deben plantar árboles en tierras productivas. Y limita absolutamente la capacidad de nuestras instituciones democráticas de revisar el rumbo.

epv@abc.com.py

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