El presidente Santiago Peña salió a decir públicamente que vetará el proyecto de ley y dispuso que el procurador general de la República inicie acciones para recuperar las tierras del Estado en cuestión. Nada dijo sobre el hecho de que quien aparece detrás de la bochornosa maniobra es alguien de su mismo equipo político.
Hecho: el diputado Yamil Esgaib, pocos días después de aparecer en un video alabando a los seccionaleros al lado de un sonriente Santiago Peña, coronó una serie de exabruptos de tinte misógino, diciendo que quería “ser mujer para cagarle a patadas” a la senadora liberal Celeste Amarilla. Sus colegas diputados lo suspendieron 30 días sin goce de dieta. No obstante, ese mismo día faltó el respeto a otra diputada, Johana Ortega (País Solidario), y, en otros episodios, a las periodistas Rocío Pereira y Sara Moreno.
Hecho: El presidente de la ANR Horacio Cartes, único líder del movimiento Honor Colorado, mismo que el de Peña, fue mencionado el pasado 6 de octubre por un testigo clave del Ministerio Público de la República de Colombia como uno de los mandantes del asesinato del fiscal Marcelo Pecci. El abogado de Cartes y dirigentes de su entorno descalifican la acusación, remarcando que proviene de un delincuente confeso. Ligan la acusación a una ominosa conspiración contra su líder e involucran inclusive a Estados Unidos, país que ya declaró a Cartes “significativamente corrupto” y lo vinculó a delitos de lavado de dinero y terrorismo.
Hecho: Ya electo, pero sin asumir formalmente el cargo, Peña instó al senador electo de su mismo equipo político, Erico Galeano, a ponerse a disposición de la Justicia ordinaria, que lo acusa de delitos de lavado de dinero y asociación criminal. Galeano aceptó a regañadientes su desafuero, pero hizo y hace lo posible por evitar a la justicia, amparándose en sus fueros. O sea, contradice el pedido del mandatario.
En un episodio anterior: la bancada cartista de diputados logró aprobar la derogación de un convenio de donación de la Unión Europea destinada a la educación y alimentación de niños y niñas en edad escolar. Con esto, cumplían una promesa electoral en contra de una presunta “ideología de género” que la UE pretendía, supuestamente, incluir en el programa educativo paraguayo, algo evidentemente falso, pero que se usó en la campaña proselitista. El canciller salió a las apuradas a negociar un “agregado” al convenio que, en resumidas cuentas, dice que el mismo debe interpretarse a la luz de la Constitución, una evidente perogrullada, que deja en ridículo al gobierno.
Estos pocos hechos muestran que mucho antes de cumplir 100 días, Peña dejó en evidencia fuertes conflictos con miembros de su mismo equipo político, que lo contradicen repetidamente y lo dejan mal parado a nivel nacional e internacional.
Por ahora, la figura del mandatario no resulta muy afectada, justamente por el hecho de que hace demasiado poco que asumió el cargo y existen aún expectativas favorables de su gestión.
En algunos meses más, esa situación cambiará. Se habrá desgastado su imagen y quienes lo contradicen lo harán con menos miramientos de los que ahora, de hecho, tampoco tienen.