¿Para qué quieren el nombre de los periodistas? Seguramente desean saber de dónde salió la información y llegar a las personas que la dieron. De ser así, los fiscales incurrieron en un completo disparate. El artículo 29 de la Constitución Nacional manda que los periodistas “no serán obligados (...) a revelar sus fuentes de información”.
El señor Cartes tiene derecho de acudir a la justicia si considera que ha sido lesionado en su honor. Pero el problema es que él juega con una amplia ventaja. Nunca la fiscalía investigó ninguna de las muchas denuncias que se han presentado contra él. ¿Qué pasó con el voluminoso expediente de la Comisión Bicameral de Investigaciones que se había presentado en la fiscalía, repleto de documentadas denuncias? ¿Qué pasó del asesinato de Rodrigo Quintana en el local del Partido Liberal? ¿Quién dio la orden? ¿Qué pasó del intento de violar la Constitución Nacional acerca de la reelección? ¿Qué pasó con el metrobús? ¿Qué pasó con...? Llenaríamos de preguntas las páginas del diario.
No es con amedrentamientos a la prensa como vamos a solucionar los problemas de la corrupción, cada vez más robusta. Sin una justicia independiente no podemos esperar días mejores para el país, que necesita de una prensa libre de presiones del poder político; una prensa que investigue con libertad, y con responsabilidad, a los empleados públicos, nombrados o electos.
La prensa se alza como obstáculo para los brotes dictatoriales, para los actos de corrupción, para los gobiernos que violan la constitución y las leyes. Obstáculo en tanto voz de alarma.
Por el humo que levantan los fiscales, sabemos dónde está el fuego.
La prensa no puede evitar ni castigar delitos. Denunciarlos sí para que la ciudadanía reaccione y haga reaccionar a las instituciones respectivas. Este impacto en la opinión pública es el “pecado” del periodismo. Por eso aparecen los intentos de “regular” su actividad; de presionarla solicitando datos de periodistas que han publicado informaciones que molestan a los poderosos.
¿Qué espera la sociedad de la prensa?: Informar, opinar, explicar. En estas funciones sobresalen las que tienen que ver con la administración del Estado porque es de interés colectivo. En este rol, la prensa ratifica su antigua mala relación con los políticos. Prensa y políticos manejan intereses distintos. La prensa difunde acontecimientos que los políticos quieren ocultar. Y si no pueden hacerlo, acuden a sus amigos de la justicia para identificar al “criminal” que alertó a la prensa y luego castigarlo.
“Fuenteovejuna” es una célebre pieza del dramaturgo español, Lope de Vega (1562 – 1635) que trata del abuso de poder de un mandamás de la aldea andaluza, Fuente Ovejuna. La población, harta de tanta prepotencia, se rebela y alguien mata al autor de sus tormentos. El rey envía a un investigador (fiscal) para saber la verdad de lo acontecido y condenar a los culpables. Sus averiguaciones no avanzan.
-¿Quién mató al comendador?
-Fuenteovejuna, señor -responde cada uno de los pobladores
En una versión libre, nuestros fiscales preguntan:
-¿Quién habló mal del patrón? -El pueblo ha sido.
En la versión original el fiscal del rey le rinde este informe: Tenemos que matarlos a todos o perdonarles.
En la versión libre: Tenemos que llevar a la cárcel a todos los periodistas y otras personas que “difaman” al comendador nativo.