Educar para la paz: Un antídoto a la violencia en centros educativos

Construir espacios educativos libres de violencia es un desafío indiscutible para nuestras sociedades que, de manera periódica, se han visto confrontadas con niveles incrementales de violencia en la escuela o secundaria en distintas regiones.

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Interrogarnos como sociedad respecto a porqué llegamos a estos niveles de violencia es imperativo y necesario. No se trata solamente de tomar medidas paliativas, sino de ir hacia la raíz de este problema y tomar acción de manera propositiva.

Si existiesen focos o episodios de violencia en las escuelas o secundaria, también es allí, en los ámbitos educativos, donde construir los espacios ideales para combatir la violencia, promoviendo la integración de los derechos humanos en el relacionamiento cotidiano entre las personas, y fomentando la capacidad de análisis de lo que se ve en los medios de comunicación y en las redes sociales. En conjunto, es esto lo que define una educación para la ciudadanía global. Educar “ciudadanos globales”, dentro y fuera del aula, es el enfoque central de la respuesta de UNESCO a la violencia en los centros educativos, es educar para la paz.

Para poder responder a este desafío debemos tomar acción en nuestras comunidades educativas, pero también en el debate que se produce en redes sociales. La intolerancia y la violencia en el “mundo presencial” muy frecuentemente germinan a partir de la reproducción de discursos de odio en redes sociales. Utilizar las herramientas puestas a disponibilidad por UNESCO, tales como lineamientos educativos para el combate al discurso de odio, orientaciones para atender situaciones de violencia en centros educativos, así como programas de educación en derechos humanos, es más necesario que nunca.

No hay recetas mágicas, pero hay dos ámbitos complementarios sobre los que desde UNESCO se propone aportar a la conversación que hoy Paraguay está llevando adelante:

1. En las aulas: Combatir todas las formas de violencia desde la educación, integrando los derechos humanos en el relacionamiento cotidiano

Encarar el fenómeno de la propagación de la violencia en centros educativos requiere partir precisamente desde la educación misma, su contenido y sus orientaciones.

Educar en la cultura de paz es fundamental para fomentar el entendimiento intercultural, apreciar la diversidad y tomar decisiones responsables que promuevan los derechos humanos y combatan la discriminación.

Preocupada por el avance del racismo, la xenofobia y la intolerancia, la UNESCO, a través del proyecto “Enseñar el respeto para todos”, propone estrategias para concebir un marco pedagógico para luchar contra el racismo y fomentar la tolerancia adaptable al contexto y las necesidades de cada país. La Guía para docentes “La atención educativa de niños, niñas y adolescentes en situaciones de violencia en la escuela”, constituye un valioso recurso que ofrece a las y los docentes enfoques, procedimientos, recursos y buenas prácticas que han mostrado resultados positivos en la prevención y corrección-compensación de las secuelas que originan en los educandos las situaciones de violencia en la escuela.

Un nuevo documento desarrollado por UNESCO provee estrategias a las personas formuladoras de políticas, docentes y personas para la promoción de la cultura de la paz en las comunidades educativas, tanto fuera como dentro del aula.

Invitamos a todas las y los docentes de Paraguay [/ o al sector educativo de Paraguay ] a aprovechar estas herramientas que ponemos a disposición desde UNESCO, para dentro de las comunidades educativas promover otras maneras de relacionarnos. El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, en la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, señaló que “la educación inclusiva y transformadora debe garantizar que todos los alumnos tengan un acceso y participen sin trabas en la educación, que estén seguros y sanos, libres de violencia y discriminación, y que reciban apoyo con servicios de atención integral dentro del entorno escolar”. Debemos transformar en hechos este compromiso global al que Paraguay se ha adherido.

2. En el mundo en línea, formar ciudadanos responsables, respetuosos y críticos frente al contenido de los medios

Buena medida de la violencia que vemos en el mundo presencial tiene un origen en la forma en que construimos la visión de nuestro entorno, así como de las demás personas.

Cuando segmentos importantes de la sociedad quedan fuera de los círculos de información fiable o caen en espacios de desinformación o de discurso de odio, esto no sólo les perjudica individualmente, sino que daña el relacionamiento con los demás. Por eso es tan importante potenciar las capacidades que tiene la ciudadanía para hacer uso de las redes sociales, en torno a lo que se ha llamado educación en ciudadanía digital.

Hay muchas herramientas disponibles al respecto. El documento “Hacer frente al discurso de odio en las redes sociales: Desafíos” (enlace aquí) elaborado recientemente por UNESCO presenta a educadores, comunicadores, académicos y hacedores de políticas la necesidad de un involucramiento activo por parte de todos y todas para combatir el discurso de odio en línea, especialmente quienes trabajan en centros educativos y con las y los estudiantes. El fomento a que las comunidades educativas sean partícipes y se involucren en detectar indicios de discurso de odio, así como de desinformación en línea, contribuye a prevenir el surgimiento de focos de violencia física en los centros educativos.

Es hora de tomar acción

La violencia en centros de enseñanza es un desafío que nos interpela como sociedad y que requiere de abordajes multi-sectoriales, integrando diversos niveles: autoridades, los centros educativos, profesores, estudiantes, familias, las plataformas de redes sociales en línea, entre tantos otros. Para atender de manera integral este fenómeno, hay que comprender cómo la violencia que se da en ciertos ámbitos de la sociedad se reproduce en los entornos educativos. He ahí la necesidad de que las escuelas sean espacios seguros y libres de violencia, donde los niños, niñas y adolescentes puedan ejercer su derecho a aprender y a convertirse en ciudadanos capaces de convivir en forma pacífica.

No existe un antídoto inmediato para este flagelo, especialmente porque se trata de un problema multidimensional que se ha ido profundizando rápidamente posterior a la pandemia de COVID 19. Esta situación es un llamado de atención para que las herramientas sean puestas en práctica para atender este fenómeno antes que una vez más, sea demasiado tarde. Dentro y fuera de los centros educativos, es momento de actuar, ahora.

Ernesto Fernández Polcuch. Director, Oficina Regional de UNESCO en Montevideo

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