Uno de estos muy buenos chistes del seguro social es el que le hicieron a don Roberto Duré, quien retiró seis tabletas de enalapril para dos meses. Esta semana, cuando iba a abrir el último blíster, se encontró con que estaba completamente sellado, pero vacío.
Aunque le perjudica, pues se quedó sin tratamiento y deberá volver a hacer el tedioso proceso para retirar sus pastillas, don Duré y su hija prefirieron reír de esta mala broma del IPS, que aunque graciosa, no por eso deja de ser indignante.
Sobre todo si tenemos en cuenta que a finales del año pasado, el Senado aprobó otro endeudamiento para que IPS pudiera honrar sus compromisos con proveedoras de insumos y medicamentos. La Previsional debe US$ 250 millones al sector privado. Pero, aunque se le dio la oportunidad de “bicicletear”, su enorme deuda, los asegurados tienen que seguir escuchando a sus médicos decirles “este vas a comprar porque no tenemos”.
Sin dudas, cualquier comediante envidiaría la creatividad del IPS para estos espectaculares golpes de humor. Claro, hay veces en que las ocurrencias pasan de la comedia a la tragedia, revelando una tremenda irresponsabilidad.
De una de estas negligentes prácticas fue víctima don Ramón Samudio (78) en julio del año pasado, cuando fue al Hospital Central por trombosis en la pierna derecha, pero los doctores le amputaron la pierna izquierda. En fin, pareciera que el gran comediante también explora un poco del humor negro.
Y, como a todo humorista le ocurre en el escenario, a veces los chistes no caen bien, y allí aparecen los detractores, que se aseguran de que el artista sepa que hizo un pésimo show.
Afortunadamente, el IPS también tiene haters (enemigos). Son aquellos ciudadanos con menos paciencia, que no tienen problemas en pegar gritos y patadas cuando no les proporcionan el servicio por el que pagan.
Este fue el caso del joven que el pasado 27 de abril se volvió viral en internet cuando fue filmado amenazando a gritos a un funcionario de la Clínica 12 de Junio, porque no atendían a un familiar suyo que tenía la cédula vencida. Claro, la violencia es cuestionable desde todo punto de vista, pero no deja de reflejar el hartazgo del asegurado, que definitivamente ya no está dispuesto a aceptar que se le niegue su derecho a la atención.
Este breve recorrido por solo algunas de las increíbles odiseas que pasan los pacientes diariamente en el IPS, nos muestra que la previsional debe dejar los chistes para los comediantes. La salud no es ninguna broma y los asegurados, con cada vez menos tolerancia, ya dejaron claro que no tienen ningún problema en detener este chiste como sea.