Mades y el pobre venado muerto

Un pequeño “Bambi” (venado) rescatado por un pescador en las aguas del río Paraná murió por desidia de instituciones encargadas por velar por la vida silvestre local. No es de extrañarse, en un país en el que ni los humanos tienen una atención digna, mucho menos la tendrán los animales rescatados, en este caso el venadito al que el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) y el Refugio Atinguy le dieron la espalda.

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De acuerdo al reporte periodístico despachado desde Paso de Patria, Ñeembucú, el rescate de este venado por parte de un pescador en la zona de confluencia del río Paraná, “ni siquiera conmovió a las autoridades encargadas del medioambiente para darle una protección”.

En reiteradas ocasiones la Dirección de Vida Silvestre del Mades ha señalado los pasos a seguir al encontrar un animal silvestre: comunicar a las autoridades y llamar a dicha cartera. También tienen disponible la página web para hacer las denuncias con la salvedad de que la atención es en horario de oficina, “¡qué conveniente!” cuando los hallazgos de este tipo suelen ocurrir “casualmente” en zonas en las que ni siquiera hay internet. Paradójicamente remarcan en no fomentar el mascotismo, una práctica irregular.

Sin embargo en la vida real este “protocolo” es letra muerta. Ante la primera llamada del pescador y las autoridades, los representantes del Mades alegaron “falta de presupuesto” para llegar al lugar. ¿Falta de presupuesto? ¿No tienen plata para cruzar Calle Última? Hasta donde se sabe, la vida silvestre no hace oficina. La mayor parte del trabajo de cuidado del medioambiente está allá afuera, no entre cuatro paredes, con aire acondicionado y detrás de un escritorio. ¿Qué clase de argumento es ese?

Contradictoriamente, a finales del año pasado, desde esa cartera habían recomendado que ante estos casos era mejor llamar a la Policía Nacional o a los bomberos voluntarios porque “pueden actuar más rápido” ya que la institución tiene equipos de rescate muy limitados amparándose en los equipos que tienen los bomberos, veterinarias y organizaciones como el Jardín Botánico, de acuerdo a las explicaciones de Darío Mandelburguer, titular de Vida Silvestre del citado ministerio.

Así las cosas, esta instancia no sirve para nada. Para peor, el bambi tampoco tuvo suerte en el Refugio Faunístico Atinguy en el que le cerraron las puertas por ser una “especie exótica”. Finalmente el animal murió, como mueren las esperanzas de tener autoridades conscientes de que su trabajo no consiste solo en sellar papeles y brindar licencias ambientales cuando la oca$ión lo amerita. Sino en velar por la diversidad medioambiental de nuestro país un valioso patrimonio que se está perdiendo porque los animales y las plantas no son lo $uficientemente rentable$ para ellos.

mescurra@abc.com.py

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