El Paraguay debería liderar temas de agua a nivel internacional

La comunidad internacional, ya en el año 1960, establecía en una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas que el agua es de gran importancia para la humanidad; que la disponibilidad de agua es limitada por lo que la protección y preservación de dicho recurso es importante para todos. En el año 2010 la misma Asamblea General de Naciones Unidas reconoce el derecho al agua potable como un derecho humano esencial para nuestra supervivencia y que es la base del cual derivan todos los demás derechos humanos.

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Hoy, viviendo en tiempos de una acentuada crisis hídrica e impactos debidos al cambio climático, estas afirmaciones continúan más latentes que nunca y, de hecho, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el ODS 6, trata sobre la temática de Agua y Saneamiento.

Luego de casi 50 años se realizará nuevamente, en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua 2023. La reunión global reunirá a representantes de Estados e instituciones gubernamentales, organizaciones internacionales, ONGs, instituciones financieras, empresas, academia y jóvenes quienes tuvieron la oportunidad de discutir, debatir e intercambiar ideas y experiencias provenientes de diferentes sectores y distintas geografías con el fin de reunir esfuerzos para el manejo de los recursos hídricos.

La temática de “Cooperación Transfronteriza”, tan esencial para el manejo de recursos hídricos y cursos de aguas internacionales, tendrá un destaque especial. La cooperación es crucial, sobre todo cuando se trata del manejo de Aguas Transfronterizas, en el que dos o más Estados tienen derechos sobre el recurso natural. En estas circunstancias, se puede lograr el manejo óptimo a través del diálogo, del intercambio de información y datos técnicos, realizando las notificaciones debidas y procesos consultivos. Dichos procesos materializan la cooperación necesaria para permitir que los Estados logren un equilibrio para los usos múltiples que puedan obtenerse del recurso.

Otro punto importante es el valor que hoy tiene el agua. Sin duda, se debe diferenciar entre la recuperación del costo del uso y el beneficio de la entrega del producto. Diferentes comunidades, sociedades y culturas alrededor del mundo pueden también dar un valor dependiendo de lo que para ellos significa el recurso, y ello haga difícil una convergencia en una única metodología universal. No en vano, un informe de Naciones Unidas publicado recientemente menciona: “Reconocer, cuantificar, y expresar el valor del agua e incorporarlo en la toma de decisiones es fundamental para alcanzar una gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos y los ODS de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas”.

En materia internacional, cabe recordar que existen dos Convenciones Internacionales de Naciones Unidas relacionadas al uso y manejo de aguas. La “Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho de los usos de los cursos de agua internacionales para fines distintos de la navegación”, de 1997, documento internacional que establece los principales lineamientos aplicables a los recursos de agua dulce compartidos. Por otra parte, existe el “Convenio sobre la Protección y Utilización de los Cursos de Agua Transfronterizos y de los Lagos Internacionales” de 1992, elaborado por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE), y abierto para ratificación global desde el año 2013.

Estas dos convenciones se complementan la una con la otra, y su especial importancia radica en los lineamientos que disponen para la efectiva utilización de estos recursos de agua transfronterizos, dando prioridad al país menos desarrollado para que este satisfaga sus necesidades con el recurso. En el caso de Paraguay, siendo un país sin litoral marítimo, la dependencia en nuestros ríos internacionales es mucho más significativa que la de nuestros países vecinos.

Sin embargo, Paraguay a pesar de haber firmado una de las Convenciones (la de 1997), no la ha ratificado, y pese a estar realizando los reportes con relación a la Secretaría de la UNECE en cuanto al manejo integrado (ODS 6.5) tampoco ha ratificado la segunda convención. Es imprescindible, dada la importancia de los beneficios que ambas convenciones nos brindan que se reevalúe el análisis para la ratificación de dichas convenciones y con ello alinear el manejo de nuestras aguas compartidas con los principios y obligaciones establecidas bajo el derecho internacional, entre ellos, el principio de los usos equitativos y razonables, el de no ocasionar daños sensibles y el deber de cooperación.

Hay muchos otros puntos importantes a considerar con relación al ODS 6, recordemos que también abarca el contar con las adecuadas infraestructuras para adaptarnos a los efectos del cambio climático, ya que, así como sequías, los efectos también involucran la existencia de tormentas y lluvias de mayor intensidad con tasas de precipitación más altas, y es necesario que como sociedad estemos preparados y apoyados con políticas públicas adecuadas para que esos impactos no obstaculicen la implementación de dicho objetivo de desarrollo sostenible que lo que a la fine busca es el bienestar general.

*miembro del Consejo de Administración de Itaipú

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