Cuando lo vea, tírele un libro al candidato

El 25 de mayo se iniciará la Feria Internacional del Libro Asunción 2023. Para entonces tendremos un presidente de la República electo preparándose para asumir el poder. A los dos candidatos principales los vimos fotografiarse en escenarios de los más dispares, pero no en bibliotecas o librerías. Jamás presumieron de ser amigos del libro. ¿Habrán leído alguno?

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Alguien exclamará: “Para qué les servirá leer libros”. Y… por lo menos para saber que el Laudo Hayes no fue contra Bolivia, sino contra Argentina. Pero dejando lo puramente anecdótico de la falta de lectura (y conocimientos) de nuestros políticos, alarma ver que los partidos no exponen propuesta educativa y cultural alguna que busque mitigar la dramática falta de comprensión lectora y de competitividad cognitiva de muchísimos compatriotas.

Tampoco hablan de programas para otros temas: deuda, salud, transporte urbano, Itaipú, redes de distribución eléctrica, tecnologización en el Estado, evasión impositiva, el polvorín de la Caja Fiscal, el déficit en la cobertura de agua potable y desagües sanitarios, la contaminación de nuestras aguas subterráneas.

Nuestros candidatos no son estadistas; son políticos y no más. Piensan solo en las elecciones y no en el futuro. Si pensaran como estadistas ya hubiesen tenido formado su Gabinete en la Sombra trabajando para gobernar. Y hubiesen tenido un entorno de gente culta que les abriera la mente más allá de la visión cortoplacista que llega solo hasta el objetivo del poder para copar instituciones, arropar negociados, proteger sinvergüenzas y extasiarse en el ritual del mando.

Una Feria del Libro envuelve el placer de leer, la renovación del conocimiento y el registro del mundo que se viene y para el cual hay que prepararse.

El Ejecutivo tendrá 5 años de cambios insospechados. La inteligencia artificial borrará cientos de rubros laborales y creará miles de desempleados. Las personas deberán aprender a aprender para adecuarse a un vértigo que las descolocará continuamente y les dejará sin respuestas ante las nuevas exigencias laborales.

Los mejor preparados para ese mundo serán quienes aprendan a pensar. Las personas cultas que aman el conocimiento puro, que sean capaces de prever, entender y adoptar los cambios. Para aprender a pensar, el libro, físico o digital, es ineludible.

La educación será una exigencia extrema para el futuro presidente. Y no hay educación que llegue a la eficacia sin el libro. El libro debe hacerse carne en la docencia para pasar a ser luego instrumento de la industria mental del estudiante.

La tecnología requiere inteligencia humana y razonamiento para que viabilice la humanización de la prosperidad.

En mayo habilitarán la Feria. El presidente electo debería visitarla. Quizá su influjo le haga entender que el poder aquí está copado por una pandilla vulgar y arrogante que creó un país que si no fuera por sus artistas, literatos, científicos, innovadores, deportistas solo nos haría tragar la vergüenza de sabernos campeones en las estadísticas mundiales de corrupción e ignorancia.

Cuando vea un candidato, tírele un libro. Tal vez así aprenda.

nerifarina@gmail.com

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