“Las polladas ya no son soluciones”, decía un cartel en la protesta frente a Salud Pública lugar en que pacientes del Incan clamaban por su vida. Las polladas son una humillación pero son la única salida para comprar medicamentos. Pero la humillación tiene un segundo componente: la peregrinación. Muchos de los familiares de pacientes toman rumbo a Clorinda, Argentina, para la compra de las medicinas que cuestan hasta 300% menos que en nuestro país.
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Ante la crisis, el Dr. Julio Rolón Vicioso, director del Incan -quien no atiende el teléfono porque al parecer está mas ocupado en su campaña política que en solucionar el problema-, propuso la creación del Registro Nacional de Pacientes con Cáncer. Este puede ser un camino, pero dadas las características de la enfermedad no hay tiempo que perder.
Los pacientes NECESITAN asistencia YA y no un paso burocrático más. Por otra parte, han prometido empezar a proveer los medicamentos a partir de mañana. Algo que celebrar, pero también nos muestra que la gestión expeditiva en términos sanitarios solo se logra bajo presión ciudadana. Inconcebible.
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Para colmo, además de los reclamos que reciben los médicos, residentes, enfermeras y otros, por parte de los pacientes, habrían casos de abuso de poder y acoso hacia las futuras especialistas en el tratamiento del cáncer de parte de los propios colegas superiores.
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Para peor, ante las denuncias de los supuestos, los perpetradores habrían invocado sus conexiones políticas proclamando ser “intocables” y apoyados por algunos superiores enojados por las denuncias de “esas putitas” habrían pedido el despido de las denunciantes. Así las cosas el Incan necesita con suma urgencia extirpar estos tumores que impiden el acceso a un derecho fundamental que es la atención eficiente y de calidad.