Política y espiritualidad

Estamos en plenas fiestas de fin de año. Días de celebraciones y festejos. Terminadas las elecciones en las internas de los partidos políticos sucedidas el pasado 18 de diciembre, nos encaminamos a abril próximo, donde las luchas serán decisivas y contundentes.

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En abril tendremos nuevo presidente de la República, flamantes senadores y diputados, gobernadores y concejales departamentales que se erigirán como autoridades para el período 2023-2028. Estos días de descanso y relax tienen que servirnos para pensar en el país que deseamos para los hijos y nietos. Ya en los oficios litúrgicos de Caacupé, los obispos hablaron sobre la situación política y la corrupción imperante. También se refirieron al Plan de Transformación educativa, rechazando el tema de la ideología de género.

La política siempre desde la antigüedad, se relacionó con la Iglesia. Los emperadores se comunicaban con los Papas con el fin de obtener formación teológica y moral. Eran dos poderes muy influyentes en la historia. Siempre se discutió si la Iglesia tiene que meterse o no en política. Si tenemos en cuenta que los feligreses esperan respuestas de sus pastores, desde luego que no puede desconectarse de los problemas acuciantes del país y de la gente. Las palabras, consejos, recomendaciones y mensajes de los religiosos, son importantes en momentos difíciles que nos toca vivir. Impactan tanto en las autoridades como en el común de la gente; es decir, el pueblo.

Cuando hablamos de Iglesia hablamos de religiosidad y por lo tanto, nos referimos a la espiritualidad. La política como arte de gobernar, como pedagogía y docencia, también tiene el deber de cuidar a las personas que actúan como ciudadanos y se van a votar en épocas de elecciones. No solamente los sacerdotes tienen la tarea de evangelizar a sus ovejas, la política también debe dar cátedras como una universidad para formar a sus seguidores en lo moral que se encuentra muy cerca de lo espiritual.

Claro que no lo hacen. Al contrario, con sus corrupciones, no poseen autoridad moral para hablar sobre honestidad, decencia, ética, cristianismo, compromiso, responsabilidad y patriotismo. Muchos se dedican a la política solo para llenar sus bolsillos y lo que menos le interesa es la gente. Esta que arreó como animales para llevarla a las urnas, el día de los comicios. Como entonces van a dar clases magistrales, si en sus vidas cotidianas mienten, manipulan, engañan, roban y matan todos nuestros sueños y esperanzas.

Por eso, el verdadero poder está en la inteligencia y la consciencia que Dios nos ha dado. Eso es ser espiritual. Crecer como individuo y darte cuenta que no podes ser egoísta como ciudadano. Tenemos que despertarnos y participar. Discutir y reclamar. Estar atento las 24 horas vigilando las actuaciones de nuestros políticos y autoridades.

Ser espiritual no es precisamente seguir una religión. Ser espiritual es luchar por un mundo más justo y humano. Ser espiritual es desear y trabajar por un mejor porvenir para el país y la gente. Y para eso necesitamos ser fuertes y estar muy preparados. Necesitamos coraje y valentía. No podemos pasar las fiestas con exageradas comilonas, músicas o borracheras. Porque ellos usan todos los mecanismos para distraernos y drogarnos. Además, tenemos que pensar que mientras nuestras mesas están llenas muchos compatriotas no tienen que comer. Seamos empáticos y misericordiosos con nuestros hermanos necesitados. Ese es el espíritu de la Navidad y de las fiestas. Nacer de nuevo, renovarse, cambiar y ser buena persona. Cultivar el amor, luchar por la verdad y la libertad. Crear un mundo de paz, un planeta más saludable y un futuro mejor. Para conseguir ese mundo nació el Niño Jesús y dio su vida en la Cruz, no para nuestra perdición, sino para la salvación.

blila.gayoso@hotmai.com

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