Los Juegos ya pasaron, y si bien el simpático muñeco Tirika nos sequirá acompañando en la casa o la oficina, el evento en sí en poco tiempo será un recuerdo más, mezclado con estadísticas, cifras de lo que se invirtió y se llegó posteriormente a recaudar, cantidad de personas que ingresaron al país y coparon los hoteles, alto movimiento de los centros comerciales y gastronómicos, el medallero general y la posición de Paraguay en el mismo y un sinnúmero de guarismos más.
Demasiadas cosas bien hechas, todo el proceso llevado a cabo en forma profesional por fantásticos artistas y técnicos paraguayos, profesionales ingenieros y arquitectos que dieron lo mejor de sí, muchísimos motivos para estar orgullosos de tanto. Disfrutemos por un momento de este instante de gloria, que es mérito de muchos, aspiremos el aroma del triunfo y continuemos adelante.
Bien, es hora de dar vuelta la página y, aun disfrutando de la victoria que constituyó el privilegio de haber sido anfitriones, empezar a organizar la administración, uso y mantenimiento que se darán a las instalaciones que quedaron, dando suficiente visibilidad y transparencia a todo el proceso. El COP dirigió y supervisó el uso de enormes montos asignados para la construcción y puesta a punto del velódromo, cancha de atletismo, pista de patinaje y muchas otras obras, muchas de ellas catalogadas incluso como entre las más modernas de América Latina.
El certamen permitió igualmente -a nivel del público nacional- que se conozcan muchas modalidades deportivas que no son muy comunes en nuestro país, entusiasmando a la gente al ver que –había sido- contamos con muchos atletas, algunos de ellos residiendo y practicando en el extranjero, por contar con mejores oportunidades afuera, que brillaron en la competencia al demostrar sus habilidades. Con esto, se abre también la posibilidad de que, tanto a nivel de práctica deportiva como también espectáculo, empecemos una lenta migración hacia otros deportes, en un país donde el fútbol ocupa un sitial que, si bien está bueno que sea preponderante, no debería ser tan monopólico en cuanto a su práctica y la atención de la gente.
Las instalaciones del Comité Olímpico Paraguayo, ya de por sí majestuosas, lucen ahora impecables y todo, absolutamente todo, funciona. Y esto debe permanecer así a partir de este momento, organizando otros torneos, permitiendo y facilitando el uso de las mismas a los atletas y asociaciones afederadas y también –bajo ciertos requisitos- a aquellas que no lo estén. Que todos puedan hacer uso de lo que es de todos y, lo más importante, al margen de las autoridades de turno y el signo político del gobierno, es que toda esta infraestructura se mantenga impecable, aceitada y operativa.
Demostramos a todos y principalmente a nosotros mismos que podemos y sabemos llegar, y que el saco no nos quedó grande. Asumamos ahora el compromiso de, habiendo estado a la altura de los acontecimientos, mantenernos en esa calidad y nivel en otros compromisos que asumamos en el futuro y también, cuidando de toda esa infraestructura que se realizó mediante y queda gracias a este gran acontecimiento americano.