La guarania es hija del guaraní

Camino al reconocimiento de la guarania como patrimonio de la humanidad por parte de la Unesco, se recordó ayer el nacimiento de su creador, José Asunción Flores. Cuando el organismo internacional le otorgue al Paraguay el reconocimiento, descansará en paz el alma de Gilberto Rivarola, un entrañable amigo del maestro que dedicó sus esfuerzos por mantener vivo el recuerdo de Flores.

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Para institucionalizar sus propósitos, Rivarola creó el Ateneo Cultural “José Asunción Flores” junto con un grupo de amigos y admiradores del maestro.

El origen del Ateneo se encuentra en los trajines de traer al Paraguay los restos de Flores, muerto en el exilio el 16 de mayo de 1972, en Buenos Aires.

Había nacido en Punta Karapa, Chacarita, el 27 de agosto de 1904. La dictadura no permitió que ni siquiera sus restos descansaran en el suelo que tanto amó y honró. A la caída del stronismo, en febrero de 1989, se organizaron dos comisiones –una en Asunción, otra en Buenos Aires– para gestionar la repatriación del maestro, la que se hizo posible el 13 de noviembre de 1991.

Una multitud agolpada en el aeropuerto internacional y a lo largo de las calles hasta el centro recibieron la urna con la ceniza del querido maestro.

La antigua Escuela Militar fue el escenario multitudinario donde José Asunción Flores recibió la máxima condecoración paraguaya como gratitud del pueblo por haber sabido honrar a la patria con su conducta y sus creaciones.

Para hacer que esa llama nunca se apagara, el Ateneo Cultural inició su tarea centrada en difundir las obras del maestro. Fue así, entre otras actividades, que se mandó hacer nuevas grabaciones de las guaranias sinfónicas realizadas en Moscú en el año 1969.

En los días programados –más de una semana– para recordar este año la guarania y el nacimiento de su creador, fue dable apreciar la cantidad y calidad de los artistas que se suman con entusiasmo en la capital e interior del país. Se debe agregar a los compatriotas que mantienen íntegro el recuerdo del maestro en Buenos Aires, donde el maestro, día a día, construyó su celebridad y la expandió por el resto del mundo.

Desde Asunción igual podía elevar su fama internacional, pero una dictadura feroz, fanática y ciega le negó que volviera a pisar la patria donde nació y la que hizo conocer y asombrar con su talento y sensibilidad. Un solo hecho –conocido mediante Antonio Pecci, su principal biógrafo– nos cuenta que Flores quería venir al Paraguay, instalarse en Cerro Corá, y componer la epopeya de la Guerra del 70. La negativa de la dictadura nos privó quién sabe de cuánta belleza musical. Pero el maestro se vengó como hacen los genios: Su nombre cada día crece en la admiración del pueblo en tanto que de Stroessner solo queda el recuerdo de un dictador corrupto y arbitrario.

Como en años anteriores, también esta vez apoyaron el homenaje la Secretaría Nacional de Cultura, la Dirección General de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Asunción, el Ateneo Cultural “José Asunción Flores”, el Fondec, el Banco Central del Paraguay, entre otras entidades culturales y artísticas.

Vemos con agrado que cada año crece el interés por la figura del creador de la guarania. Ahora es posible ver, más que otras veces, que las instituciones educativas se adhieren a los homenajes espontáneamente.

Por feliz coincidencia, el día del idioma guaraní y el de la guarania llevan solo dos días de diferencia: 25 de agosto el uno; 27 el otro. El guaraní está unido a la guarania desde sus inicios con los versos de Fontao Meza. Luego vendrían otros y grandes poetas –Ortiz Guerrero entre los primeros– que enriquecieron la guarania con inspirados poemas en guaraní.

Ambas expresiones de nuestra cultura son nuestro orgullo, nuestra más preciada riqueza.

La guarania es hija del guaraní.

alcibiades@abc.com.py

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