Estas personas tenían la intención de quedarse en el lugar, es decir, querían hacer suyas parte del Parque Nacional. El fiscal del Ambiente, Carlomagno Alvarenga, les dijo que sí en 24 horas no salían de la zona iban a ser detenidos. En menos del plazo establecido, los ocupantes ilegales de esas tierras abandonaron el sitio, pero un grupo reducido de aproximadamente 25 personas se apostaron frente a uno de los accesos de esta área que debería ser protegida. Aunque las autoridades hayan actuado con cierta celeridad, ya se pudo comprobar una vez más que la reserva natural no está debidamente protegida como debería de ser.
No ahora, sino desde hace años, el Parque Nacional Paso Bravo es una zona donde ingresan los traficantes de madera a talar indiscriminadamente, también esas tierras son usadas para el cultivo de marihuana. Y hasta se tienen pistas clandestinas que sirven para el tráfico de cocaína, algunas fueron destruidas pero muchas han sido utilizadas hasta no hace mucho.
Para esta gran extensión de tierra, que ha sido vulnerada por numerosas personas, y que sigue conservando árboles nativos, aves y animales silvestres, solo se tienen un total de cinco guardaparques. Así es muy difícil que se evite futuras invasiones.
No se debe desatender los reclamos de quienes han ingresado ilegalmente a esas tierras.
El Parque Nacional Paso Bravo se ha constituido, ilegalmente, como medio de vida para muchos pobladores de la zona y otros que han arribado a esta parte del departamento de Concepción para aprovechar su vulnerabilidad y hacer negocios clandestinos.
Este el momento en que las autoridades competentes tomen en serio a esta reserva natural, que si continúa así pronto, dejará de ser tal y solo llevará como nombre, área protegida que por ahora está muy lejos de serla.