Sexo, sexualidad, educación sexual, salud mental. Temas de los que, sin sonrojarnos y sin fanatismos, nos interpelan y los tenemos que hablar. Un diálogo en el que, cada vez que ocurre, la defensa de posturas religiosas y de las “tradiciones”, y la falsa moral, hablan más fuerte que la razón.
El sexo, la sexualidad, hacen parte de cada ser humano. Cómo se vive la sexualidad, las experiencias, tanto felices como frustrantes o dolorosas, marcan la personalidad. Es mucho más que los órganos sexuales y las hormonas; incluye a la mente y a los sentimientos. Por eso, al hablar de salud sexual, hay que hablar de salud mental.
“La sexualidad es un componente de nuestra personalidad, que forma un todo con nosotros mismos”, define el Curso de Educación Sexual Online de la Universidad de Chile. Pero, lejos de hablarlo, en nuestro país tendemos a ocultarlo. Con miedo a lo que pueda ocurrir si se habla en la casa, se espera que los chicos lo conversen con alguna tía o tío, con la maestra o con sus pares, o aprendan por el camino, que puede ser tortuoso.
Por eso es importante lo que plantean los chicos de la Unión de Centros de Estudiantes del Paraguay (Unepy). Las denuncias de abuso sexual entre pares en un colegio y de niñas víctimas de un depravado pastor se suman al embarazo adolescente y a otros indicios de que la cosa no marcha bien, pero no son los docentes, ni los padres, ni el Ministerio de Educación; quienes insisten en la implementación de la Educación Integral de la Sexualidad en la malla curricular son los adolescentes, conscientes de su importancia en la prevención de casos terribles como estos.
“La EIS es un proceso que se adapta a las edades y permite tener una conexión y conocimiento de nuestros derechos, nuestras necesidades, nuestros afectos, del respeto a nuestro cuerpo, del relacionamiento y respeto al otro, de lo que significan nuestras emociones, y es muy importante que nosotros, como personas, aprendamos desde muy chiquitos, porque somos seres sexuados”, dijo en entrevista con ABC, Mirtha Rivarola, oficial de género y juventud de Naciones Unidas.
Independiente de la religión y la tradición, asumamos como sociedad que lo que hicimos hasta ahora en educación sexual no está funcionando. Es hora de sentarnos a hablar directa y claramente, sin tapujos, acerca del sexo, la sexualidad, la salud sexual y la salud mental.