Este homenaje tiene doble significación porque viene de un líder religioso y al mismo tiempo de un jefe de Estado que se toma muy en serio el trabajo de una prensa responsable. Esa que ejerce el contrapoder, en especial en estos tiempos tan difíciles en los que a nivel global toca informar sobre una guerra, gobiernos corruptos, inequidades sociales y económicas que devienen de ello.
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Observando a Paraguay desde la perspectiva internacional tenemos como parámetro el ranking anual de la organización Reporteros Sin Fronteras, en el que podemos Paraguay se ha mantenido entre los países “naranja” ocupando el lugar 100, de 180.
Esto significa, según RSF, que somos un país con “problemas significativos” respecto a la libertad de prensa. Las variables estudiadas incluyen los ítems de pluralismo, independencia, ambiente y autocensura, marco legal, transparencia, infraestructura y agresiones.
RSF remarca que las amenazas y agresiones a periodistas y radios comunitarias son frecuentes en el Paraguay y que los autores de estos ataques “suelen ser las organizaciones criminales y las autoridades locales que gozan de gran impunidad”.
En tiempos preelectorales, esta alerta es una bandera roja, pues esos mismos políticos que en sus campañas dicen que el “rol de la prensa es muy importante”. Muy lindas palabras, pero son solo eso. Lindas palabras. Los hechos nos demuestran que luego, son los primeros que censuran, amenazan y dificultan la labor periodística.
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Esto se agrava en la zona de fronteras, en especial las que Paraguay comparte con Brasil y Argentina. “Es muy peligroso investigar temas relacionados con el narcotráfico y la corrupción… los periodistas que lo hacen pueden pagarlo con su vida”. reafirma el informe de RSF recordando a Leo Veras, asesinado a principios del 2020 y que es uno de los integrantes de la nefasta lista de 19 periodistas asesinados en nuestro país en las últimas tres décadas.
Las agresiones en manifestaciones, así como otro tipo de amenazas son el pan diario en el ejercicio del periodismo. A estos se suman otro tipo de amenazas a la libertad de prensa como el recurrir a la herramienta jurídica para enjuiciar a periodistas utilizando a la estructura del Poder Judicial para castigar con cárcel las publicaciones que no son del agrado de autoridades o exautoridades del Gobierno.
Así es que los pasillos del Palacio de Justicia tienen en este momento a leguleyos y hasta la propia estructura judicial operando para enviar tras las rejas, como sea, a miembros y directivos de la prensa que han cometido el “pecado” de sacar a la luz hechos que son de interés público y cuanto menos muestran indicios de que, una vez más, se ha utilizado el aparato estatal para el millonario beneficio de delincuentes con licencia política para rapiñar, dejando de lado las necesidades sanitarias y educativas del país.
Esos sí que son crímenes que muchas veces quedan impunes y que profundizan cada vez más las heridas de la humanidad.