De esa misma generación subsisten también políticos que cuando jóvenes enfrentaron a Stroessner, pero que cuando este cayó entraron en la vorágine de la codicia y terminaron pudriéndose cuando encontraron la lata abierta para que metieran la mano.
El caso es que nuestros políticos del posestronismo, en una cuantiosa mayoría, en vez de dar pie a una era nueva marcada por la decencia, se pervirtieron a velocidad alucinante e hicieron de la corrupción un sistema que incluso perfeccionó y superó los métodos utilizados durante el régimen del Rubio. Y la política acabó por pudrirse diligentemente y por pudrir otras esferas de la sociedad.
La política es el más garboso mecanismo de enriquecimiento rápido. Los políticos pasaron a ser modelos aspiracionales con su vida deslumbrante de mansiones fastuosas, camionetas imponentes, vacaciones caribeñas y amantes que cargan sus balones de silicona adelante y atrás. Estos políticos son lo que muchos jovenzuelos de hoy quieren ser. Se puede pensar que a estos pilluelos no les interesa la política, sino lo que pueden conseguir con ella.
Lo mismo que los narcos, para quienes la política es el pedestal propicio donde exhibirse como delincuentes sin el riesgo de que ningún fiscal o juez los moleste.
La desarticulación de una banda de jóvenes estudiantes de Derecho dedicados a la distribución de drogas, algunos de ellos con vínculos políticos de los cuales hacían alarde en las redes, ha puesto de manifiesto cómo permeó en algún sector de la juventud la avidez por enriquecerse, a tal punto de no dudar en dedicarse al delito para tal efecto.
Desde la era del stronismo la Facultad de Derecho de la UNA fue un abrigo de politiqueros y de hampones policiales. Los viejos vicios no han sido desterrados de la Casa hoy instalada en el barrio de Trinidad. Desde hace años llaman la atención las delirantes campañas y las rumbosas celebraciones en el Centro de Estudiantes, a más de los vínculos políticos de los dirigentes estudiantiles con el partido carmesí.
Derecho UNA era en tiempos de “migeneralestrone” una fuente donde abrevaba aquella Tierna Podredumbre. Aunque hay egresados dignos de todo respeto.
Hoy, en un estremecedor impacto para quienes siempre esperan que la juventud limpie la inmoralidad de los mayores, aparecen los narcoestudiantes de Derecho. Estos jóvenes, vacíos de ideales y de escrúpulos, eligieron los modelos políticos equivocados y cayeron en la perversidad que ya no les permitió discernir entre el bien y el mal.
Duele que aquel concepto de Kostia reverdezca con toda sordidez. La política debe recuperar la nobleza mediante la participación de políticos decentes que relumbren como inspiradores honorables de nuestra juventud.