Dice el Artículo 275 de nuestra Constitución que el “Tribunal Superior de Justicia Electoral estará compuesto de tres miembros, quienes serán elegidos y removidos en la forma establecida para los ministros de la Corte Suprema de Justicia”.
Y dice el Artículo 264 de nuestra Carta Magna que son “deberes y atribuciones del Consejo de la Magistratura: 1. Proponer las ternas de candidatos para integrar la Corte Suprema de Justicia, previa selección basada en la idoneidad, con consideración de méritos y aptitudes, y elevarlas a la Cámara de Senadores para que los designe, con acuerdo del Poder Ejecutivo”.
Hasta el viernes 18 de marzo a la tarde, se habían presentado al concurso para formar dos las dos ternas necesarias para cubrir las vacancias apenas nueve interesados, lo que, de paso, habla a las claras del derrumbe de la confianza pública hacia el Consejo de la Magistratura, lamentablemente copado por el grupo de Horacio Cartes, por actuaciones tan burdas y groseras como las que ubicaron a Sandra Quiñonez y a César Diesel en sus actuales cargos.
Ya nadie cree en los concursos del Consejo, los amaños que elevaron a Quiñonez y Diesel son un camino sin retorno de descrédito público, el Consejo está muerto y los muertos no suelen resucitar.
Cartes mata siempre dos pájaros de un tiro: Instala en la Corte, en la Fiscalía, en el TSJE, a sus adláteres y esgrime después esos mismos concursos amañados con los que los instaló como causal para forzar una reforma de nuestra Constitución, como lo confesó días pasados a la 730 AM radio ABC Cardinal, su nuevo compañero de ruta, Hugo Fleitas, gobernador de Cordillera.
Ahora, la instrucción de Horacio Cartes a sus dóciles en el Consejo es sentar en el TSJE a Juan Bartolomé “Ancho” Ramírez, su compañero de muchos años, su amigo de la vida entera y su fiel aliado político.
Tan seguro está Ancho de que la mayoría del Consejo obedecerá como siempre a Horacio, que hasta ya renunció a la banca que tenía en el Senado, desde la que le sirvió con notable diligencia.
Y tan segura está la gente de que nominarán a Ancho que ya casi nadie gasta su tiempo en estos “concursos”.
La mayoría cartista del Consejo es inmune a la crítica social desde siempre y quienes esperen que la vigilancia ciudadana la va a desviar de su propósito de complacer a Cartes, se equivocan de medio a medio. No digo que no debamos redoblar la vigilancia ciudadana, digo que ella será insuficiente y que hay que sumarle la impugnación ciudadana de los candidatos de Horacio.