Bochorno de enero

El grupo volvió a reunirse en torno a la mesa del bar en la que sus miembros eran capaces de solucionar todos los problemas del mundo en una noche.

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Era la primera reunión del año, y algunos de los parroquianos que acababan de volver de sus vacaciones dispararon saludablemente los temas de conversación inicial hacia el verano, las playas, la agraciada estética femenina y todo aquello que pudiese sonar a relajo.

La cerveza parecía más fría que de costumbre, quizás por los más de 40 grados de sensación térmica y el tufo del bochorno en el ambiente.

Al recurrente y poco creativo plagueo mayoritario que se dio luego sobre lo largo que resulta enero, uno de los miembros de la mesa planteó sin embargo el contrapunto de que una de las mejores cosas que tiene el mes es que el tráfico es mucho más llevadero para quienes tienen que ir y volver del trabajo.

- Eso sin hablar de que la gente anda más ligera de ropa - dijo con picardía otro, queriendo desviar sin éxito el tenor de una conversación que se había puesto un poco más seria.

En el televisor del local, uno de los noticieros informaba en ese momento sobre el trabajo de los bomberos para intentar controlar un incendio que había adquirido enormes dimensiones en la zona de la Costanera.

- Ahí tenés, eso es lo que genera la inconsciencia de algún estúpido - disparó uno de ellos, destacando el trabajo que vienen haciendo los bomberos desde agosto, cuando comenzaron los incendios masivos tanto en las ciudades como en el campo.

- No es solo inconsciencia -retrucó otro- es el tavy instalado en mucha gente por culpa de nuestro sistema educativo - argumentó, generando inmediatamente un guarará entre quienes trataban de imponer su punto de vista gritando un poco más que el de al lado.

Quien logró imponerse haciendo callar a los demás, fue el que argumentó que muchos de estos incendios forestales también se ocasionan intencionalmente para no tener que desmalezar los campos.

- No es inconsciencia ni es tavy, es egoísmo puro de los dueños de estos campos, a quienes no les interesa en lo más mínimo que esto perjudique al rollo - sentenció.

El Profe, quien como siempre escuchaba atentamente a todos cuando trataban de hablar en serio de algún tema, se dispuso a dar su punto de vista, generando la inmediata atención del resto del grupo.

- Hay algo que no están considerando y que es fundamental - les dijo, abriendo expectativa sobre la idea que les expondría tras darle un sorbo a su manija de chopp.

- Acá un tema central es la impunidad, la falta de castigo, que transmite el mensaje de que mi acción por más de que sea delictiva, o incluso criminal, no va a tener consecuencias. Ese es uno de nuestros principales problemas como sociedad - prosiguió diciéndoles, para explicar que no existen castigos ejemplificadores que se conozcan para ninguno de los responsables de estos incendios provocados.

- Y si de impunidad se trata solo miren el caso de Ramón - prosiguió, para profundizar la idea que pretendía transmitirles - él fue imputado ya el 30 de diciembre y ese mismo día se firmó su orden de detención, pero recién se comunicó a la policía dos semanas después.

Luego fueron a su casa a medianoche, obviamente no lo encontraron, y él les hizo decir que se presentaría luego. Lo hizo por la mañana, hicieron la pirotecnia de esposarlo para las cámaras pero resulta que ya todo estaba listo con un juez civil que se apuró para convocarlo, incluso antes de que comparezca ante la fiscalía para su declaración indagatoria, para darle luego la libertad ambulatoria.

Un juez civil que sólo interinaba ese juzgado penal durante ese día, y que además ya había intervenido en casos anteriores en los que el denunciante era Ramón González Daher y el embargo era contra sus víctimas de usura.

Y si de símbolos de poder se trata, solo fíjense que la sede de la fiscalía a la que fue convocado para declarar, es una de las tantas propiedades que los González Daher le alquilan al Estado - remató, dejando a todos pasmados.

Luego del breve silencio que se generó, uno de ellos dijo que definitivamente la impunidad en la justicia es el peor problema, y pidió dos más para que el grupo continuara hablando de temas menos serios.

guille@abc.com.py

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