L-gante y su búsqueda de identidad

No tiene nada de sorprendente que un chico de una villa del Gran Buenos Aires encuentre similitudes en gente que vive en la Chacarita de Asunción. La marginación que resisten las familias de las zonas periféricas de las capitales de Sudamérica parecen calcadas.

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También son similares las reacciones contra los jóvenes villeros y jóvenes bañadenses por parte de la clase media, que reclama como suya la Capital. Es habitual ignorar que la constitución de un Área Metropolitana consta de distintos sectores con diferencias socioculturales.

Cuando L-gante visita Paraguay, lo hace como el ya tradicional cumbiero argentino que llega al país para deleitar al masivo público que consume cumbia villera desde hace mucho tiempo. Hay que decir que L-gante tiene algunas particularidades: no pudo venir a Paraguay cuando comenzó su auge (aún vigente) porque coincidió con el inicio de la pandemia, es fundador de un subgénero y su música permea en círculos de jóvenes que no necesariamente tienen a la cumbia como identidad.

Es verdad que Asunción y Gran Asunción cuentan con una población que baila y escucha mucha cumbia villera. Sin embargo, eso no impide que el estereotipo de cumbiero, vago y drogadicto se continúe reforzando entre la “gente de bien”. Pero volviendo a la música, da la impresión de que vivimos en un momento en el que el mercado acepta mayor diversidad y los espacios culturales y de ocio van abandonado su uniformidad.

Independientemente a que la diversidad sea hoy una regla, la música sigue siendo una manifestación identitaria y lo identitario necesita reafirmarse constantemente. La visita de L-gante a la Chacarita fue eso. Es lógico que el artista, un villero, haya encontrado comodidad en ese lugar, más aún luego de haberla pasado mal en la discoteca donde tuvo que actuar un día antes. Las repercusiones de su visita dejaron en evidencia un par de cosas. En primer lugar, que la aceptación de un villero como consumo musical no significa que los estigmas sobre los desposeídos se están rompiendo. El propio artista reclamó a internautas que chistearon sobre que haya salido ileso de la Chacarita.

En segundo lugar quedó demostrado que mayoritariamente consideramos que el éxito exige distanciarse de los orígenes. Se volvió obvio que el famoso no puede mezclarse con mortales, aunque su figura destaque justamente por tener una raíz humilde.

diego.diaz@abc.com.py

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