Un largo silencio antes de la respuesta fue su absoluto respeto al disparate que yo acababa de soltar. “Todo está seco, todo es altamente combustible. Para abrir grandes corredores necesitaríamos ayuda de maquinarias del MOPC, y el MOPC ni siquiera arregla el camino, menos va a ayudarnos a abrir pasillos. Además, podrían ser inservibles. Con el viento, el año pasado las lenguas de fuego iban hasta a 500 metros. Nos estamos preparando para una tormenta de incendios ya para agosto. Será terrible”.
El 5 de octubre del año pasado Mario Abdo Benítez anunció con bombos y platillos un plan para prevenir y atender los incendios forestales. Iban a tener un presupuesto independiente para fortalecer la capacidad de respuesta a los siniestros. Según el Ministro de Emergencia Nacional y el entonces capitán de los Bomberos Voluntarios, había hasta instrucciones de comprar aviones hidrantes.
Casi un año después, ¡nada!. Al más puro estilo Marito, aquello fue uno de los tantos chorros de la manguera de sus promesas, anuncios útiles para apagar el fuego de la desesperación chaqueña: Paraguay no tiene ni pandorga hidrante y la situación es paupérrima para el Chaco. La ruta 12 está en pésimo estado y en más desastroso estado están las promesas del 2019 de pavimentar la ruta, el anuncio del 2020 de gestión de préstamo y todos los planes circundantes. Las poblaciones de General Bruguez, Cadete Pando o Ninfa siguen tan abandonadas como siempre lo estuvieron. Ni avión hidrante, ni equipos de camiones cisterna, ¡bah! ¡Ni caminos para camiones cisterna!
Volverán los pedidos desesperados de aviones hidrantes a los países vecinos como también volveremos a gastar fortunas en alquilar aeroplanos privados para solo volver a repetir el mismo errático viacrucis de pérdidas monumentales. El peligro de una estación de servicio en Areguá, un poblado en General Bruguez, un barrio en San Bernardino, ganado en Alto Paraguay… El 99% de los incendios tiene un ser humano provocador inconciente al que no le importará volver a tener problemas graves de salud, días sin sol ni cielo. La pesadilla está volviendo y nada se hizo por amortiguarla.