En la pelea por la supremacía mundial, países como Paraguay son el objetivo para conquistar espacios y ampliar las influencias ideológicas y económicas de los grandes países allende sus fronteras. Es mentira que China y Rusia se comprometieron a proveer a Paraguay de las vacunas anticovid-19 sin intereses ulteriores.
Si no, ¿por qué se han tardado tanto en proveer las vacunas y si no podían hacerlo, al menos darnos alguna explicación? A esto le sumamos el fiasco del mecanismo Covax cuyo fracaso, al fin, el presidente Mario Abdo Benítez reconoció. Perdimos precioso tiempo y alrededor de 15 mil vidas de compatriotas caídos por el coronavirus.
Cuando nos arrimamos inexorablemente a un callejón sin salida, hay que decir que, le duela a quien le duela, tuvimos una gran tendida de mano venida “de otra galaxia”.
Fue Estados Unidos el que vino a salvar la situación donando las dos millones de dosis de las vacunas Pfizer llegadas en dos tandas, la última en un simbólico avión de Star Wars con un golpe de efecto que no pasó desapercibido. El sistema de distribución, o las forma de trabajo en los vacunatorios a nivel local podría ser discutible. Pero en estas instancias no estamos para hacernos los “delicados”, estamos para obrar en consecuencia del stock disponible de vacunas.
La pandemia cambió la concepción del mundo. Las guerras se dan en el campo científico. Pero algo que no ha cambiado es que, al menos hasta hoy, sabemos con quiénes se puede contar a la hora de resolver una crisis sanitaria tan grande que se le ha escapado de las manos incluso a los sistemas de salud del primer mundo y ni qué decir al raleado sistema sanitario local.