Hay razones para creer que el presidente salvadoreño, Nayid Bukele, impulsó la “Ley Bitcoin” y la anunció con bombos y platillos el 8 de junio para desviar la atención de las críticas internacionales sobre el creciente autoritarismo de su gobierno.
La llamada “Ley Bitcoin” de El Salvador debe entrar en vigencia dentro de 90 días y obligará a los comerciantes a aceptar la criptomoneda como forma de pago a menos que puedan demostrar que no tienen los medios tecnológicos para hacerlo. También permitirá a la gente pagar sus impuestos en bitcoins.
Bukele, de 39 años, dice que la nueva ley hará que aumenten los ingresos del país porque les permitirá a los salvadoreños recibir dinero de sus familiares en Estados Unidos gratuitamente, sin tener que pagar altas comisiones bancarias. Las remesas familiares representan el 21% del producto bruto salvadoreño, según el Banco Mundial.
Además, Bukele dice que la adopción de bitcoin atraerá a inversionistas tecnológicos de todo el mundo.
En cuanto a las enormes cantidades de energía que se necesitarían para la minería de bitcoins, Bukele dice que El Salvador podría usar sus volcanes como fuente renovable de energía geotérmica para producir las criptomonedas. Se estima que la producción mundial de bitcoins requiere tanta energía por año como un país del tamaño de Argentina.
El problema es que la mayoría de los argumentos de Bukele para respaldar su “Ley Bitcoin” no se sostienen.
En primer lugar, hacer transacciones con bitcoins es complicado, o por lo menos más complejo que enviar una transferencia bancaria.
Un gran porcentaje de salvadoreños no tiene acceso a Internet. Si ya les resulta difícil hacer transacciones bancarias, les resultará aún más difícil hacer transferencias de bitcoins.
En segundo lugar, los bitcoins son una moneda muy inestable, que cayó de $63,000 por unidad en abril a $40,000 esta semana. En comparación, el dólar estadounidense –que El Salvador adoptó como moneda oficial en 2001– es mucho más seguro.
“Si tú eres un vendedor ambulante en El Salvador, ¿por qué aceptarías bitcoins cuando sabes lo volátil que es esa moneda?”, me dijo Lee Reiners, director del Centro de Mercados Financieros Globales de la Universidad de Duke. “En El Salvador van a seguir usando el dólar estadounidense, que en realidad ha funcionado bastante bien en ese país”.
En tercer lugar, me pregunto si la “Ley Bitcoin” atraerá al tipo de inversores extranjeros que el país necesita. En lugar de emprendedores tecnológicos, podría atraer a los carteles de la droga y otras organizaciones criminales que quieran aprovechar el anonimato que dan las transacciones en criptomonedas.
El Colegio de Profesionales de Ciencias Económicas de El Salvador emitió un comunicado el 14 de junio pidiendo “derogar” la “Ley Bitcoin”, entre otras cosas porque “podría usarse para fomentar el comercio ilegal y el lavado de dinero”.
Lo más probable es que la “Ley Bitcoin” de Bukele sea teatro político, y una distracción para desviar la atención internacional de los recientes intentos del presidente por acaparar poderes absolutos.
El 1 de mayo, la mayoría legislativa del partido de Bukele despidió a cinco miembros clave de la Corte Suprema y al fiscal general del país, en una medida que Estados Unidos y varias otras democracias denunciaron como una violación a las normas democráticas.
Al igual que otros grandes proyectos latinoamericanos que nunca se materializaron, como cuando el difunto demagogo venezolano Hugo Chávez anunció en 2006 el “Gran Gasoducto del Sur” que uniría a Venezuela, Brasil y Argentina, o cuando el nicaragüense Daniel Ortega anunció con igual fanfarria en 2013 el “Canal Interoceánico” que supuestamente construirían los chinos en su país, todo apunta a que la “Ley Bitcoin” de El Salvador va a terminar siendo otro sueño tropical.