Justamente, en plena escasez de vacunas contra el covid-19 en nuestro país, estos serviles funcionarios públicos accedieron a inmunizar, y en propia casa a políticos colorados y a otros afines que acudieron para recibir la dosis, pese a que por la edad no les correspondía aun. Una de ellas la senadora Mirtha Gusinky, también el padre del senador Rodolfo Friedmann, Rodolfo Friedmann Cresta, entre otros.
El cliché de que el virus o la enfermedad no discrimina pobres ni ricos resultó una premisa falsa en Paraguay. Lamentablemente, en este país, pese a que en el 1989 cayó la dictadura del general Alfredo Stroessner su ley sigue vigente: “Para los amigos todo y para los enemigos, la ley”; en este caso las vacunas.
Tal vez algunos funcionarios tengan miedo de perder el padrinazgo político que les hizo llegar al puesto que ocupan, pero es hora de que se planten y tengan un poco de dignidad, pensando en sus padres o abuelos que probablemente les educaron para ser buenos ciudadanos o pensando en la imagen que proyectan ante sus hijos.
El país con igualdad de oportunidades debemos construirla en el día a día, desde donde nos toca. Hoy en día tener un puesto laboral con el salario asegurado y algunos beneficios, sobre todo pagados por gente común, por el pueblo, debe ser motivo de compromiso para quienes trabajan en instituciones públicas. Es hora de que justifiquen sus haberes luciendo la camiseta de Paraguay no la de un partido político, y menos respondiendo a los que usan su poder para lograr privilegios.