La educación... ¿es la solución para todo?

No importa cual sea el tema en discusión que para terminar el debate, alguien dirá “que es un problema de educación”. Reducir los problemas apelando a sentencias como ésta, suele otorgar a la Educación la misión de solucionar absolutamente todo: desde la corrupción hasta la violencia callejera. Aunque estos dos fenómenos y sus derivaciones, son consecuencias de un hecho mucho más frustrante, complejo y grave: la democracia cautiva de los poderes partidarios. Cuyos dirigentes, sólo se ocupan de blindar posiciones y privilegios antes que enfrentar con seriedad, rigor y patriotismo, los múltiples problemas que enfrenta la sociedad.

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No importa cual sea el tema en discusión que para terminar el debate, alguien dirá “que es un problema de educación”. Reducir los problemas apelando a sentencias como ésta, suele otorgar a la Educación la misión de solucionar absolutamente todo: desde la corrupción hasta la violencia callejera. Aunque estos dos fenómenos y sus derivaciones, son consecuencias de un hecho mucho más frustrante, complejo y grave: la democracia cautiva de los poderes partidarios. Cuyos dirigentes, sólo se ocupan de blindar posiciones y privilegios antes que enfrentar con seriedad, rigor y patriotismo, los múltiples problemas que enfrenta la sociedad.

Podemos admitir sin embargo que un buen sistema académico es el mejor proyecto para las soluciones. Pero … ¿se hacen los cálculos correctos para conocer el tiempo requerido para los logros? Porque si resolvemos lo que se va a enseñar y cuáles serán los métodos a ser utilizados (logro de por si improbable); si los maestros aceptan ser capacitados para desarrollar sus nuevas funciones y lleguemos a equipar establecimientos seguros y dotados del instrumental adecuado… la educación podría empezar a darnos las soluciones anheladas, en 20 o 30 años. Es decir que si todo marcha bien, en ese tiempo tendríamos el nuevo producto educado: un “paraguayo” responsable, solidario, consciente de sus obligaciones y derechos. Dispuesto a concretar el Paraguay de nuestros sueños.

¿Y mientras tanto? ¿Qué hacemos mientras esperamos “el después” que proyectamos? Porque debemos reconocer que hoy YA TENEMOS educación (autoridades, instituciones y maestros); una idea del progreso que anhelamos y una clara conciencia de los errores que queremos evitar. Pero es una educación estéril, que no es valorada ni reconocida por la misma gente del gobierno, ni por nadie.

Debemos convenir entonces y sin esperar tanto tiempo, que además de la educación que podamos implementar, deberíamos hacer que en nuestro país se prestigie la educación y se reconozcan sus valores y beneficios. Pero fundamentalmente y antes que todo, QUE SE RESPETE LA LEY. Que los malevos sean castigados y los buenos ciudadanos sean promovidos y respetados.

En el viejo Paraguay que no conocimos, con más dificultades y carencias, la gente del gobierno alternaba con la mejor intelectualidad de entonces, fomentaba el saber y participaba -cuando no era directamente protagonista- de jornadas culturales. En la actualidad, nunca vemos a alguien de la política o del gobierno en un concierto, asistiendo a una obra de teatro o en una exposición de arte. ¡Jamás! Son los detalles que permiten asegurar que para nuestros “líderes”, la educación, el arte o la cultura en general, no son sino actividades que transcurren paralelas a las cuestiones “importantes” que ocupan todo su tiempo.

Por lo que la sentencia que encabeza esta página debiera cambiarse: En vez de afirmar que nuestros males se van a resolver con Educación, debería decirse que ellos seguirán renovándose y “mejorando” sin solución, si sigue como hasta hoy, la nula importancia que nuestras autoridades le otorgan a la educación.

jorgerubiani@gmail.com

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