Sin embargo, la cuestión es mucho más compleja y en esta complejidad tiene mucho que ver el hecho de que desde inicios de la década del 2010, el presupuesto de las Fuerzas Armadas se ha ido reduciendo paulatinamente, alrededor de un 40% a la fecha. Eso afecta a lograr una verdadera calidad que acompañe el entrenamiento de alto nivel que tienen algunos militares en las diferentes armas. Se sabe que varios pilotos militares paraguayos han sido formados en el Brasil y otros especializados en los Estados Unidos con altísimas y notables calificaciones. Sin embargo, a la hora de volver al país y volcar el conocimiento a las nuevas generaciones, todo queda en la teoría pues no hay elementos con los cuales casar esa teoría con la práctica.
El avión Cessna 403 siniestrado en la tarde del martes 9 de febrero, fue adquirido por el estado paraguayo en el año 1979, y con cuatro décadas encima, pudo ser mantenido en condiciones de vuelo gracias al ingenio y la pericia de los mecánicos de aviación militar. Sacando una pieza, acondicionando otra, lograban el objetivo. Por otro lado uno de los que iba en el vuelo era un joven de 19 años, quien, según reportan, venía a unos trámites de universidad.
Ambos hechos, desnudan la indolencia y la falta de conocimiento que tienen nuestros parlamentarios a la hora de asignar el presupuesto. Un joven, como otros tantos, que debería tener el acceso a la formación esté en Fuerte Olimpo, Palmar de las Islas o Asunción. Las Fuerzas Armadas, y en este caso la Fuerza Aérea Paraguaya –como puede- cumplen este rol social de llevar a pobladores tanto para que puedan estudiar así como para que puedan acceder a atención médica de urgencia cuando lo requieren desde puntos lejanos a la capital. Ni hablemos del combate aéreo al narcotráfico ni el control del espacio aéreo, los radares son un sueño y los que hay, son de prestado, comprometiendo nuestra soberanía.
Finalmente, esta tragedia –cuya causa aún está en veremos y que enluta a familias paraguayas- pone de nuevo en la vidriera la controversia de la modernización de las Fuerzas Armadas y la reorganización de la misma para que esté adecuada a los nuevos tiempos. Porque gente formada, sobra. Lo que falta es infraestructura y tenerla de manera conveniente no depende de la milicia sino de instancias que tienen que ver con el Parlamento.