El día que los diputados debían aprobar el subsidio para artistas dejaron en evidencia que la gran mayoría de ellos son los verdaderos ignorantes. La lástima es que están ahí gracias al voto de la gente. Si queremos un gobierno comprometido y/o preocupado por el arte, aunque suene utópico, debemos sacarnos las vendas y dejar de lado los pensamientos retrógrados de que el arte es un “simple hobby”, pues el arte ilumina, educa y construye. Es un arma muy poderosa.
Hasta ahora los artistas continúan esperando el desembolso del subsidio Pytyvõ, motivo por el cual la semana pasada realizaron una manifestación. En julio, Diputados aprobó la ley de subsidio a artistas, gestores culturales y trabajadores del sector, quienes deben recibir el 25% del salario mínimo (548.209) por cuatro meses. En agosto fue promulgada la ley y se comprometió a la Secretaría Nacional de Cultura a elaborar un padrón. En octubre la SNC anunció que 7.087 personas integran dicho listado que ya fue remitido al Ministerio de Hacienda. Según dicha institución a fines de este mes se realizarían los pagos.
Esta situación deja el desnudo la poca preocupación del gobierno por el sector artístico. Y es el arte el que en todo este tiempo sostuvo y sostiene a muchos en este extraño y abrumador contexto. En gran medida todas las recomendaciones que se leen o escuchan son: leer un libro, ver una película, escuchar música. Pero ¿somos conscientes de todo lo que implica que un libro vea la luz, que una película sea realizada, que una canción sea grabada y circule? Antes de que todo eso sea concretado hay horas de inspiración, de estudio, horas sin dormir, sacrificios económicos, más aún en un país donde el arte es siempre relegado a un décimo plano.
Que un artista viva de su arte es algo completamente lógico y algo que sociedades de países más desarrollados entienden. Ser artista o desenvolverse en algo relacionado al arte, ya sea como técnico, iluminador, productor, diseñador, ilustrador, animador, y muchos etc. implica también inversión, formación, ensayos, especialización. Es más, el arte al igual que el periodismo o la medicina es una verdadera vocación, ya que trasciende al hecho de hacer algo para beneficio propio. Ser artista significa hacer algo para uno mismo pero también para los otros, para nutrirse y para nutrir a la sociedad en la que uno desarrolle su trabajo. Ser artista no es poca cosa.