La fuente de información fue la encuestadora boliviana Ciesmori, una empresa de cuestionable reputación (como todas las encuestadoras) ya que obedece a sus intereses económicos y no tiene ninguna autoridad para hacer semejante declaración.
Los datos oficiales son desconocidos, pues demora varios días recopilar los votos de las provincias alejadas de los centros urbanos. No obstante, Ciesmori, declaró vencedor al Movimiento al Socialismo (MAS), el partido creado por Fidel Castro y Hugo Chávez, que gobernó Bolivia dictatorialmente durante los últimos 14 años.
El resultado es más que dudoso, pues el país en pleno demostró su repudio al MAS en multitudinarios actos cívicos que paralizaron totalmente al país hasta lograr la caída de Evo Morales.
Después de recibir los inverificables datos de Ciesmori, la presidente del país, Jeanine Añez, felicitó al supuesto vencedor para evitarse futuros enemigos y juicios. Podrá retirarse a su hogar y vivir una vida apacible, si no cuestiona nada y a nadie. Automáticamente le siguieron en el gesto los dos timoratos candidatos opositores funcionales más votados, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, de forma tal que los neocomunistas pueden celebrar felices.
El tablero de juego en el que se movieron las fichas, fue diseñado por los comunistas, de forma tal que ellos siempre resulten ganadores, aunque esta vez no había ningún indicador que pudiese darle la victoria absoluta a nadie.
Cuando la oposición es fuerte ni el fraude ayuda. Ya le sucedió en el año 2019 a Evo Morales cuando quiso perpetuarse en el poder con trampas y mentiras.
El pueblo boliviano rechazó su deseo de ser reelegido indefinidamente y pese al engaño, perdió vergonzantemente en su re- postulación.
Con el rabo entre las piernas, el dictadorcillo acudió a sus camaradas socialistas latinoamericanos en el gobierno. Primero se fue a México y después a Buenos Aires, donde ocupa una lujosa mansión digna del más humilde campesino.
Su delfín, Luis Arce Catacora, fue su Ministro de Economía, a quien le atribuyen haber logrado el “milagro económico boliviano” que consistió en dejar trabajar a la gente sin entrometerse en sus negocios. Capitalismo puro. Ese fue el milagro socialista.
Arce congeló el dólar que se mantiene en el mismo valor desde hace 15 años, mientras la inflación sigue aumentando. La tasa de recesión es de -11%. Son más caros los productos básicos en Bolivia que en Estados Unidos. Si el flamante presidente es ratificado, tendrá que devaluar la moneda, entonces veremos qué tan milagroso fue su dólar ficticio.
De acuerdo al propio Arce, la situación económica actual de Bolivia, es peor a la existente previa al gobierno izquierdista de la Unidad Democrática Popular de Hernan Siles Zuazo (1982-1985) que provocó una inflación de 26.000 por ciento anual. Fue la tercera inflación más alta de la historia universal y la única que no se debió a una guerra internacional.
El problema de fondo y más serio que vive Bolivia, es la complicidad de los opositores con el régimen neocomunista. Estos han venido jugando al juego impuesto por el MAS y los cubanos, desde que adiestraron a Evo Morales y fundaron ilegalmente el “Estado Plurinacional de Bolivia”. Un engendro racista-socialista que otorga mayores derechos a los aymaras y quechuas en desmedro de los blancos y mestizos.
Afortunadamente el sentido común ha sido más fuerte que los intentos de dividir a los bolivianos, quienes estamos acostumbrados a convivir en la diversidad cultural y no hubo enfrentamientos entre etnias.
Políticamente, el Estado Plurinacional establece una constitución socialista-estatista en la que todos los poderes fueron reformados y cayeron bajo control del gobernante.
La constitución, las leyes aledañas y todo lo que estableció el gobierno de Morales es ilegal. No obstante, los partidos y candidatos opositores, siguen dándoles alas para que se mantengan.
Aceptar estas elecciones, es darle continuidad ilegal al socialismo. Bolivia debe volver a ser la República de Bolivia, gobernada por las leyes liberales de la república y no las neocomunistas. Mientras no suceda eso, los ganadores desde su tumba son Fidel Castro y Hugo Chávez.
Ninguno de los “letrados” candidatos ni los periodistas cuestionan este detalle que es la punta del meollo. Es como jugar un partido de fútbol, donde el equipo de casa tiene derecho a jugar con 25 jugadores sin off-side y el team visitante tiene que jugar con 11. [©FIRMAS PRESS]
*Analista político boliviano