La inocuidad de los alimentos es una responsabilidad compartida por productores, gobierno, sector privado y consumidores. Una dieta saludable comienza con alimentos inocuos. Los alimentos contaminados con bacterias, virus, pesticidas o residuos químicos, por ejemplo, pueden causar enfermedades graves e incluso la muerte. Actualmente se estima que, en el mundo, una de cada diez personas se enferma después de consumir alimentos contaminados, y que 420.000 personas mueren cada año por esta causa, siendo los niños menores de 5 años los más afectados, con 125.000 muertes anuales.
En un mundo donde la cadena de suministro de alimentos se ha vuelto más compleja, cualquier incidente adverso a la inocuidad de los alimentos puede tener efectos negativos globales, impactando en la salud pública, el comercio y la economía.
Los consumidores de todo el mundo tienen derecho a esperar que los alimentos que compran y consumen sean inocuos y de buena calidad. Pero hacerlo es un proceso extenso en el que hay que tener en cuenta todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción, recolección y almacenamiento, hasta la preparación y el consumo.
Todas las personas tenemos un papel que desempeñar para asegurarnos que los alimentos que comemos sean seguros, lo que es esencial para promover la salud de los consumidores y acabar con el hambre, dos de los grandes Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se suman, una vez más, a la celebración del 7 de junio para conmemorar el segundo Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos.
Este día internacional es una oportunidad para fortalecer los esfuerzos en pos de reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos y garantizar que todo aquello que consumimos sea inocuo.
Este año, durante la pandemia del COVID-19, se hace más que oportuno reconocer la labor de aquellas personas que contribuyen a velar por la inocuidad de los alimentos. Además, se hace sumamente necesario apoyar más que nunca las actividades emprendidas por los Estados para proporcionar cantidades suficientes de alimentos seguros y velar porque estos no pongan en riesgo la salud de las personas.
Este 2020, la celebración está centrada en sensibilizar e instar a tomar medidas haciendo hincapié en lo que cada uno puede hacer para garantizar la inocuidad de los alimentos, bajo el lema “Inocuidad de alimentos, un asunto de todos”.
La eficacia de los sistemas de control de calidad e inocuidad de los alimentos es vital no solo para salvaguardar la salud y el bienestar de las personas, sino también para impulsar el desarrollo económico y mejorar los medios de vida al promover el acceso a los mercados nacionales, regionales e internacionales.
La colaboración entre sectores y fronteras es esencial para mantener la inocuidad alimentaria a lo largo de toda la cadena de suministro. ¿Cómo? Trabajando desde el principio con los productores de alimentos promoviendo buenas prácticas agrícolas y de higiene de modo a minimizar los riesgos.
Es importante, además, establecer normas de calidad a nivel mundial. La Comisión del Codex Alimentarius, desarrollada conjuntamente por la FAO y la OMS, es el organismo que establece estas normas para garantizar la inocuidad de los alimentos a nivel global. También es necesario asegurarse que los países tengan sistemas sólidos de control regulatorio, revisando y actualizando las legislaciones alimentarias, formulando políticas coherentes basadas en evidencias y desarrollar capacidad para realizar inspecciones de alimentos.
Fomentar prácticas alimentarias más seguras en el hogar es fundamental, esto implica identificar los riesgos de las diferentes poblaciones para ofrecer consejos claros, pragmáticos y creíbles de acuerdo a las realidades de los consumidores.
La FAO y la OMS convocan, de manera conjunta y regular, reuniones de expertos de todo el mundo para recopilar información sobre los últimos avances científicos relacionados con los riesgos potenciales de los alimentos. Estos expertos analizan los peligros químicos y microbianos en el suministro de alimentos y determinan cómo detenerlos. Este asesoramiento sirve de referencia a los gobiernos y a la Comisión del Codex Alimentarius.
Además de la preocupación inmediata sobre la salud de las personas, este tipo de emergencias puede también afectar a los medios de vida. Por lo que cuando hablamos de inocuidad alimentaria, la prevención debería ser la prioridad absoluta. La disponibilidad reducida de alimentos para el consumo nacional, el cierre de los mercados de exportación o el alto costo de abordar las consecuencias de la amenaza pueden afectar a un país y una población de múltiples maneras.
Si los alimentos no son inocuos, no son alimentos. La inocuidad es un pilar básico, en el esfuerzo de acabar con el hambre y crear un mundo #HambreCero.