Y lo que llama la atención es que el presidente Marito no interviene en los problemas acuciantes de la patria... nunca se mete... oñemo kirĩrĩ... deja que las cosas discurran... simplemente se desentiende... no le da importancia a la sustancia... es excluyente... un espectador de vitrales... parece que no existe una cabeza en el estado paraguayo porque la población sigue lacerada por los gobiernos de turno.
Se ocupa de las baratijas y se desgañita en sus discursos por las obras materiales con su frase predilecta: “Por primera vez en la historia del Paraguay”... quiere plasmar en el mural de la patria a “un iluminado que llegó al país y lo revolucionó con visión de progreso”... fachada, comedia, teatro... nada de idealismos ni causas supremas en donde la traición y el entreguismo siguen predominando.
Derechos humanos, nada... la opción o preferencia por los pobres, nada... la limpieza de la mafia gubernamental, nada... el ejercicio de la ética y moral en favor de la patria, nada... entonces, ¿Cuál es la democracia?... ¿Cuál es el estado de derecho?... ¿Cuál es la justicia?... ¿Cuál es la liberación?... es una montaña de versos, portadas y mentiras.
El aparato represivo está intacto, la policía, la fiscalía y los juzgados se alían y obedecen a sus patrones los políticos, arremetiendo en los saqueos contra el común... cometen atroces vejámenes como lo hacía la tiranía stronista... la asociación corporativa de los que fungen de “autorida”; elude, encubre y protege a sus miembros que delinquen.
Ya no excite “La Técnica” ni “Investigaciones”, estas academias del ultraje y martirio se descentralizaron y ahora abundan en el interior y gran Asunción. La institución del pyraguereato sigue intacto y con estos condimentos se despoja al pueblo de sus bienes, aquellos elegidos y ambicionados. La clase pobre y mendicante, son el blanco preferido.
Es una perfecta “logia masónica” que oculta su verdadero accionar. Allanan, garrotean, derriban, expulsan, apresan, torturan, encarcelan y exterminan. Han criminalizado la miseria y todos los reclamos sociales. El pobre carece del mínimo derecho, porque el rico decidió que su indigencia continuara. Instalaron una verdadera lucha de clases.
Es una industria para la expoliación, una maquinaria que opera noche y día para rentabilizar todas las violaciones mientras se ostente el poder. “Pua’éke” es la consigna; “Ñamanda y hay que armarse pronto”, repiten constantemente... la estructura del estado es utilizado para el apriete, el chantaje, la extorsión... así se envía al pueblo a terapia.
Todos los gobiernos de turno se han ocupado y preocupado por la cúpula social-política, por la oligarquía, por el esquema e intereses de la burguesía. No se han embarcado en la tarea de satisfacer las acuciantes necesidades de los pobres. Son ellos los que verdaderamente necesitan la asistencia de los gobiernos, no las élites adineradas.
El patriotismo es una cosa seria, engloba estos menesteres. Por eso la opulencia siempre intenta destruir el nacionalismo, porque equipara a los ciudadanos como también en sus asistencias. Todos por igual. En consecuencia, los entreguistas y vendepatrias desdeñan a la clase necesitada; los coarta, los minimiza y los encripta. La emancipación está lejos.
La realidad del presente en Paraguay es calamitosa, ella nos exhibe que los campesinos no tienen otra alternativa que invadir, posesionarse y distribuir todas las tierras en manos de propietarios espurios. Irrumpir y ocupar los 3 poderes en alianza a estudiantes y trabajadores que tienen como norte su patria y su gente; es urgente e ineludible.
Paraguay es un volcán apagado por la fuerza y la acción del hampa oficialista que en cualquier momento entra en erupción piroclástica... será un cataclismo... hay un revanchismo acumulado que llevará al degüello de los verdugos eternos de los pobres... largos años de marginamiento y explotación son el motivo para una reparación justa.