Paso 1: crear un ambiente cálido
Para comenzar, es crucial que el examen se realice en un entorno cálido y seguro. Los gatitos son muy sensibles al frío y en sus primeras etapas de vida dependen del calor de su madre. Antes de examinar el tracto genital del gatito, asegurate de que se encuentra en una zona templada y cómoda de tu hogar.
Paso 2: respetar el vínculo con la madre
Evitá separar al gatito de su madre por más de diez minutos para no afectar su salud física y emocional. Levantá suavemente la cola del gatito para observar sus genitales. Los gatos jóvenes pueden resistirse, así que es importante ser delicado. Podés acariciar la base de su cola para que la levante de manera natural. Para que el gatito se sienta cómodo, colocálo sobre una toalla caliente o una manta.
Paso 3: observación de los genitales
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Una vez que el gatito se encuentre en una posición adecuada, podrás ver dos orificios sobrepuestos: el ano y el órgano genital. Observá la forma de la abertura inferior. Si parece una pequeña ranura vertical (similar a una “i”), es probable que sea una hembra. Si es un diminuto orificio (parece dos puntos “:”), es probablemente un macho. La distancia entre los genitales y el ano también puede ser un indicativo; es mayor en las hembras. En los machos, puede apreciarse un pequeño bulto que corresponde al escroto, aunque los testículos pueden no ser visibles aún.
Paso 4: relación entre el color del pelaje y el sexo
El color del pelaje puede ofrecer pistas adicionales. Los gatos calicó, con áreas negras y rojizas, son casi siempre hembras, debido a una herencia ligada al cromosoma X. Los machos, con un solo cromosoma X, no suelen presentar esta combinación de colores a menos que ocurra un defecto genético raro. Por otro lado, los gatos con pelaje completamente rojizo suelen ser machos, salvo raras excepciones.
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Es importante recordar que, independientemente del sexo o del color del pelaje, lo más relevante es ofrecer a tu gatito un entorno seguro y amoroso.