Pero, ¿qué historia nos cuentan realmente nuestros amigos de cuatro patas cada mañana? ¿Es un soñoliento “¡Buenos días!” o más bien un exigente “¡Es hora de desayunar!”?
A diferencia de los perros, que suelen comunicarse de manera bastante directa, los gatos utilizan una forma de comunicación más sutil, rica en matices y pequeñas señales. El maullido, el ronroneo y el movimiento de la cola de un gato forman parte de un complejo sistema de comunicación.
“Ante todo, hay que prestar atención al comportamiento del gato, a su lenguaje corporal y a sus reacciones ante los acontecimientos”, explica la bióloga y experta en gatos Birgit Rödder.
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Así puede entender mejor la comunicación de su gato teniendo en cuenta el lenguaje corporal
Para entender mejor a su gato, es esencial prestar atención a su lenguaje corporal y a sus sonidos. Por ejemplo, un gato puede reaccionar mal cuando se le toca, sobre todo si está tenso, como cuando observa a otro gato.
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“Si le habla en una situación así, puede que no le oiga porque solo está concentrado en el ‘intruso’ que ve en el jardín”, dice Rödder.
Reconozca a tiempo si su gato quiere hacer algo con lo que usted no está de acuerdo. Si nota que su gato quiere limarse las uñas en el sofá, reconduzca su comportamiento de antemano. Esto puede hacerse con la ayuda de un poste rascador u otro objeto similar.
Así puede entender mejor la comunicación de su gato al prestar atención a las distintas señales
Es fundamental comprender los distintos sonidos que emite un gato, ya que cada ruido -ya sea un ronroneo, un siseo o un quejido- conlleva un mensaje específico.
Igualmente importante es la interpretación de su lenguaje corporal, como girarse hacia la persona o hacia el otro lado, y el tipo de contacto visual, ya que estos gestos reflejan el estado de ánimo y las necesidades del gato.
Parpadear lentamente, por ejemplo, indica confianza, mientras que una mirada intensa puede expresar interés o rechazo. “Los gatos aprenden muchas formas importantes de comunicación cuando interactúan con los humanos, así como de sus reacciones”, señala Rödder.
Los toquecitos y los roces o frotes en las piernas o ciertos sonidos como el “ronroneo arrullador” pueden tener como objetivo obtener comida. Por eso es importante reconocer estas señales y responder de manera adecuada a ellas.
Adiestramiento y educación
Contrariamente al mito generalizado de que no se puede adiestrar a los gatos, en realidad son animales muy capaces de aprender.
El método del ‘clicker’, basado en el refuerzo positivo, es un buen ejemplo de ello, ya que refuerza el comportamiento deseado mediante chasquidos y recompensas, como golosinas.
“El adiestramiento con ‘clicker’ es un método muy bueno para mejorar la relación entre gatos y humanos”, apunta la experta.
También existen otras ayudas más modernas, como vibradores o botones, que reproducen sonidos o palabras cuando son presionados por la pata del gato, que también pueden favorecer la comunicación. Estos aparatos permiten al gato expresar necesidades específicas, como “tengo hambre” o “quiero jugar”.
Mitos y malentendidos
A menudo se malinterpretan los comportamientos y estilos de comunicación de los gatos. Por ejemplo, el hecho de que un gato se ponga boca arriba y muestre la barriga suele interpretarse como una invitación a que se lo acaricie, aunque normalmente lo que está insinuando es que quiere jugar.
Los gruñidos o el bufar suelen interpretarse erróneamente como agresividad, cuando en realidad pueden indicar miedo o una postura defensiva. Las respuestas inadecuadas a estas señales pueden agravar la situación para el gato.
Otro malentendido se refiere al marcar los lugares con orina. A menudo se interpreta de manera errónea como una protesta, cuando en realidad expresa incertidumbre o malestar debido a cambios en el entorno.