Durante tres semanas, el perro debió llevar un vendaje de soporte, que debía cambiarse semanalmente. Y por un mes, en lugar de correr libremente, una correa limitaba su paso para proteger la pata. Luego, fue aumentando el esfuerzo poco a poco, hasta que finalmente el hueso se curó completamente.
Consultar con el veterinario es esencial
Son muchas las situaciones en las que perros y gatos pueden sufrir lesiones, pero no siempre está claro a primera vista si el animal solo padeció una lesión externa leve o tal vez tenga una hemorragia interna o incluso una fractura.
Por ello, en caso de que el animal sea atropellado por un coche, sufra una caída desde la altura o tenga otro tipo de accidente, es esencial acudir al veterinario.
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“Si por ejemplo un perro o un gato cojea después de un traumatismo o intenta cargar menos peso sobre alguna de sus patas, puede deberse a varias causas: desde un tirón muscular hasta una rotura del ligamento cruzado, pasando por una rotura de ligamento cruzado de la rodilla o una fractura”, explica la veterinaria alemana Yasmin Diepenbruck.
Es importante que un especialista revise a la mascota y, en caso de ser necesario, se debe efectuar una radiografía.
Pata rota, ¿y ahora qué?
En caso de una fractura, el veterinario evaluará la necesidad de una operación dependiendo del tipo de lesión y en qué parte de la extremidad se encuentra.
Independientemente de ello, los dueños de perros y gatos deben estar preparados para un periodo de reposo de varias semanas. Asimismo, hay que tener en cuenta que se debe ir aumentando el esfuerzo gradualmente.
Con los perros, esto es relativamente fácil y se logra con el uso de la correa. Con los gatos es más difícil. Y como cuesta inmovilizarlos, los especialistas recomiendan mantenerlos en una caja de transporte para gatos durante unos diez días después de la operación. Después, el felino debe permanecer confinado en una habitación sin instalaciones para saltar hasta que se cumplan seis semanas desde la intervención.
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Cómo fortalecer nuevamente las articulaciones
Al igual que en los humanos, los tratamientos fisioterapéuticos también pueden influir positivamente en el proceso de curación tras fracturas óseas, roturas de ligamentos cruzados, artrosis, luxaciones de rótula o displasia de la articulación de la cadera o del codo en perros y gatos.
“Tras las lesiones, los animales suelen desarrollar una postura protectora, que a menudo se traduce en un cambio del patrón de movimiento”, señala la fisioterapeuta Snjezana Hannich.
Al respecto, su colega Rebecca Höller añade que las terapias de movimiento dirigidas con ejercicios de estiramiento adaptados fortalecen los músculos y la fascia y vuelven a restaurar la movilidad.
Sin embargo, destaca que la cooperación del animal desempeña un papel importante en los tratamientos y asegura que los perros suelen estar más dispuestos a cooperar que los testarudos gatos.
Las dos fisioterapeutas trabajan en estrecha colaboración con los veterinarios y elaboran un plan de entrenamiento que se adapta al animal y al cuadro clínico respectivo. También evalúan conjuntamente sus movimientos, los resultados de los análisis y las radiografías, así como los parámetros clínicos, como la frecuencia cardiaca y el pulso.
“Hoy en día sabemos que después de las operaciones el sistema musculoesquelético debe ponerse en marcha lo antes posible, pero de forma controlada”, comenta Hannich. Agrega que para ello pueden aplicarse diversas terapias.
Terapias de rehabilitación
En la llamada electroterapia de media frecuencia, por ejemplo, los nervios profundos, las partes del tejido y las cadenas musculares se someten a ligeras oscilaciones. De este modo, se bloquean las señales de dolor y se estimula el metabolismo en la zona tratada para que el tejido cicatrice mejor.
Höller amplía que la hidroterapia también permite aliviar dolores y acelerar la rehabilitación muscular del animal mediante un entrenamiento específico.
El agua, que normalmente se encuentra a una temperatura de 28 grados, alivia las articulaciones. Además, añade que la propia presión del agua también tiene un efecto positivo en la circulación sanguínea y el flujo linfático.
Las fisioterapeutas hacen hincapié en no abandonar el tratamiento y seguir las instrucciones del veterinario y los terapeutas.
“Los ejercicios deben continuar en casa”, aconseja Höller. Insiste en que es determinante la colaboración de los dueños de las mascotas, ya que de lo contrario puede prolongarse el proceso de curación o, en el peor de los casos, incluso estancarse.