La veterinaria Rebecca Moreno dice que una de las principales causas son las alergias alimentarias o las causadas por ácaros, una causa también válida podría ser el ingreso de agua o cuerpos extraños al conducto auditivo, hay que tener especial cuidado con los animales con orejas grandes y caídas o con aquellos que tienen el conducto auditivo estrecho o con mucho pelo ya que en esos casos la concentración de humedad es mayor, otra causa también podrían ser trastornos hormonales. La doctora en animales explica sobre los síntomas y tratamiento.
Lea más: Al igual que los humanos los perros también pueden sufrir de artrosis
¿Cuales son sus síntomas?
Rebecca dice que les tiene que llamar la atención si su mascota sacude o inclina la cabeza, si se rasca una o ambas orejas con mucha intensidad, si tiene heridas en las orejas, enrojecimientos o falta de pelo, dolor al tacto, secreciones y en caso de que esté infectado presenta mal olor. “Hay que tener en cuenta que puede presentarse en uno o ambos oídos, así como también es importante no guiarse por estos síntomas para diagnosticar sin antes consultar con al veterinario y mucho menos realizar tratamiento sin indicaciones del médico ya que solo podrían empeorar lo que su mascota está padeciendo.
¿Cual es el tratamiento?
Lea más: ¿Cómo tener una mascota de forma responsable?
El tipo de tratamiento y la duración del mismo va a depender exclusivamente del tipo de otitis que presente la mascota, puede ser tratamiento tópico con gotas o cremas, tratamiento oral o una combinación de ambos, siempre teniendo en cuenta la causa, por ejemplo si fue por alergia alimentaria, se cambia de alimento.
¿Como podemos prevenir la otitis?
- Limpiezas con frecuencia del conducto auditivo con productos indicados por el veterinario.
- Revisar periódicamente los oídos.
- Buena alimentación para evitar alergias.
- Evitar exceso de humedad en los conductos auditivos, por ejemplo a la hora del baño evitar el ingreso de agua al oído. Y nunca está de mas, visitar al veterinario para un chequeo general al menos 2 veces al año.
Son las recomendaciones de la veterinaria Rebecca Moreno.