Los nuevos hallazgos, publicados en la revista ‘Scientific Reports’, sugieren que las estimaciones de la vida útil podrían informar a los veterinarios sobre la conveniencia de examinar a los perros para detectar la DCC.
Al igual que ocurre con los humanos, la función cognitiva disminuye a medida que los perros envejecen, y los animales afectados por el DCC pueden mostrar signos como déficits de memoria, pérdida de conciencia espacial, alteración de las interacciones sociales y trastornos del sueño. Las estimaciones anteriores de las tasas de DCC en perros han variado desde el 28% en perros de 11 a 12 años hasta el 68% en perros de 15 a 16 años.
La investigadora de la Universidad de Washington (Estados Unidos), Sarah Yarborough y sus colegas estudiaron la prevalencia del DCC en una gran muestra de perros de compañía que participaban en el Proyecto de Envejecimiento Canino, un estudio longitudinal sobre el envejecimiento de los perros de compañía en Estados Unidos.
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Un total de 15.019 perros fueron incluidos en la muestra. Entre diciembre de 2019 y 2020, los propietarios completaron dos encuestas denominadas Health and Life Experience Survey (con información sobre el estado de salud y la actividad física), y la Canine Social and Learned Behavior survey, que incluía preguntas para comprobar el DCC, como si el perro no reconocía a personas conocidas.
La esperanza de vida de los perros se clasificó en cuartiles, con un 19,5% en el último cuartil de su vida, un 24,4% en el tercer cuartil, y un 27% y 29,1% en el segundo y primer cuartil. El 1,4% de los perros se clasificó como con DCC.
Riesgo y años adicionales de vida
Los autores informan de que cuando se considera sólo la edad entre los perros de más de diez años, las probabilidades de ser diagnosticado con DCC aumentan en un 68% por cada año adicional de edad. Cuando se controlan otros factores como los problemas de salud, la esterilización, los niveles de actividad y el tipo de raza, las probabilidades de que un perro desarrolle DCC aumentan en un 52% por cada año adicional de vida.
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Los autores también señalan que, para perros de la misma raza, edad y estado de salud y esterilización, las probabilidades de DCC eran 6,47 veces mayores en los perros cuyos propietarios declaraban no ser activos, en comparación con aquellos cuyos propietarios declaraban ser muy activos.
Sin embargo, los autores advierten que su estudio no muestra una relación causal entre la inactividad y la DCC debido a su naturaleza transversal, y que el deterioro cognitivo puede, de hecho, conducir a la reducción de la actividad. Concluyen que es necesario seguir investigando para comprender mejor la DCC.