Muy cómodo se estira o se enrosca sobre una cama o sofá que el gato considera suyo y da por entendido que ahí puede descansar, luego de horas de intensas corridas nocturnas en los tejados.
Cuando sale a pasear lo hará hasta una distancia de 100 metros para estudiar el ambiente y satisfacer su curiosidad, mientras desconfía y se cuida con todas las armas que dispone, sus dientes y garras.
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Pero muy bien lo sorprenderá en zonas más lejanas, 300 metros de su hogar las hembras y un kilómetro los machos, exponiendo su instinto cazador.
Nunca será silencioso cuando busca aparearse, la hembra maulla con gran escándalo, y los machos atraídos se disputan en peleas.
Los olores
Los olores fuertes como el tabaco, el amoniaco y el pescado aceleran sus comportamientos.
Comunicará sus estados de ánimo con el maullido, el ronroneo que proviene de la laringe. Y es posible adivinar lo que siente observando la cola, la cabeza, las orejas y los ojos.
El gato reconoce muy bien los olores de sus desechos, por ello es relativamente fácil enseñarle a que vaya siempre al mismo arenero o bandeja, como una señal de su impecable limpieza.