Ciento cuarenta mascotas estaban inscritas para optar por el premio al mejor disfraz, una simple escarapela.
Con un sonoro aplauso, el público eligió como absoluto ganador a Howie, un perrito chiweenie que camina con ayuda de dos ruedas. Su dueña, Alana Davis, lo disfrazó de puesto ambulante de perritos calientes, tan típico del paisaje de Nueva York.
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“Nunca pensé que esto podría ocurrir”, dijo una emocionada Davis a la AFP por la victoria de Howie, rescatado de una perrera, que desde hace tres años tiene la mitad del cuerpo paralizada y en cuyo elaborado disfraz colaboró toda la familia.
Con la única directriz de que el jurado valorará los disfraces hechos a mano, los dueños, a menudo disfrazados igual que sus perros, tienen libertad para elegir el motivo, explica a la AFP la directora del concurso Emily Lawson.
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“Alguna gente tiene formación de arquitectos y crean estructuras, otros simplemente aparecen con sus perros con algún tipo de adorno”, explica.
Para la edición de este año, algunos dueños se han esmerado, como la pareja de extraterrestres que bajan con su platillo volador en el que aparece su minimascota, que, lejos de asustarse por la presencia, las risas y los aplausos de más de 1.000 espectadores, más bien pareciera que los recibe con una amplia sonrisa.
Pero la panoplia es amplia. El perro vestido de sanitario, igual que sus dueños, dispuestos a inyectar alguna de las vacunas contra el covid, en una ciudad donde a partir de este lunes será obligatoria para todos los funcionarios municipales. Los que se resistan no podrán acudir al trabajo, lo que ha levantado ampollas especialmente entre bomberos y policías, donde abundan los recalcitrantes.
En tiempos de Halloween, no podían faltar las brujas, hadas, personajes de la película Cruella o de Walt Disney, Sherlock Holms, disfraces de tacos, spaguettis, girasoles en un jardín, novia en fuga...
La imaginación no tiene límites para los dueños de estos dóciles animales que parecen haber perdido la habilidad de ladrar y más bien se mimetizan con el comportamiento humano.
Entre los ‘espectadores’ en esta soleada mañana, un perrito contemplaba el desfile desde las gradas en una mochila portaperros -igual que la de los bebés- colgada en el regazo de su dueña con las cuatro patas hacia adelante sin emitir el más mínimo sonido durante las cerca de dos horas que duró el espectáculo, que acaba de celebrar su 23ª edición.
Y todo indica que seguirá celebrando muchas más si se tiene en cuenta que la industria de las mascotas alcanzó en 2020, 103.600 millones de dólares al año, según la American Pet Products Association (APPA), el nivel más alto en la historia. Y para este año, se espera un crecimiento del 5,8%.
El 67% de los hogares estadounidenses tiene al menos un animal de compañía.