Un conejo enano que se pasa el día encerrado en una jaula, que puede saltar en verano alguna vez por el césped o que es llevado constantemente de aquí para allá por los niños: esta fue durante largo tiempo para muchos una forma normal de mantener a los conejos.
“Gracias a dios la cría se aleja cada vez más de los niños y también de sus habitaciones”, señala Gerda Steinbeisser, presidenta de la asociación Ayuda para Conejos de Alemania.
Porque, según explica, los conejos son animales para observar y no para ser mimados. Y su típico mantenimiento en jaulas no es en absoluto adecuado para la especie. Porque, dice, en definitiva los conejos cuentan con las mismas necesidades de caminar y saltar que los gatos.
También Henriette Mackensen, de la Asociación Alemana para el Bienestar de los Animales, se congratula de que los conejos corran ahora más frecuentemente por grandes recintos o jardines.
“Mantenerlos en el exterior durante todo el año es absolutamente bienvenido”, asevera. Pero, ¿qué se necesita allí para alojar apropiadamente a estos animales?
“Lo más importante: dos son una obligación”, subraya Gerda Steinmeisser, que indica que se trata de animales sociales, que por lo tanto no deben de ninguna manera criarse solos.
El corral para conejos debe ser a prueba de fugas y entradas. Steinmeisser recomienda un recinto de madera resistente a la intemperie y sin pintar, techado y cubierto con alambre de pajarera. No solamente debe ser a prueba de depredadores como zorros y martas, sino también de fugas para los integrantes del corral, por ejemplo con losas de piedra o alambre de pajarera en el suelo.
Los conejos aman cavar, y para hacerlo posible, un cajón con arena y tierra los mantendrá entretenidos. En su recinto, los animales deberán contar al menos con seis metros cuadrados permanentemente a disposición.
Para corretear y dar tres saltos, un conejo necesita al menos 2,40 metros de longitud. Por eso, lo ideal es un corral adicional. Cuanto más, mejor.
“Los conejos hogareños no se diferencian allí de los conejos salvajes: ¡desean saltar, golpear sus patas hacia atrás y correr en zigzag!”, dice Steinmeisser. Todo ello, indica, contribuye a su bienestar.
El corral debe contar con el atractivo de un parque de Disney: con posibilidades para esconderse y lugares de sombra. Porque estos animales pueden tolerar mucho mejor el frío que el calor.
Por lo tanto, tenerlos afuera también en invierno no resulta un problema. “Da alegría ver cómo saltan en la nieve”, comenta Steinbeisser.
Cada vez más amigos de los animales se inclinan por tener a los conejos en una habitación entera o bien, al igual que los gatos, libres por la casa.
Como Bettina Weihe, quien hace cinco años dio por casualidad con su conejo Widder “Herr Simon”. “Va libremente por todas partes y también lo disfruta”, afirma.
Y cada mañana llega saltando a la cocina para pedir comida. “Entonces se restriega por mis pies, hasta que le doy un poco de raíz de perejil”, cuenta la mujer de 47 años. “Estos son los pequeños momentos especiales con este suave compañero de piso”.
Pero da lo mismo afuera que adentro: el entorno debería ser armado de una manera tan cambiante como sea posible para el conejo. Esto incluye no solamente los areneros para cavar, sino también las ramas en las que se cuelga la comida para que los animales tengan que trabajar para acceder a ella.
Según señalan las voces expertas, existen diversos juegos de inteligencia y entretenimiento para comprar. Y, cuantos más congéneres haya, naturalmente será más apasionante para estos animales.
Asimismo ambas protectoras de los animales están de acuerdo en que es necesario castrar a los conejos macho. Esto también se aplica para las conejas, según Steinbeisser. Mackensen recomienda en tanto hablarlo en forma individual con el veterinario.
En todos los casos alerta que no se debe tomar en brazos a las conejas y acariciarlas: “Más allá del estrés, esto también puede desencadenarles problemas de salud”.
Esto se debe a que las conejas no ovulan regularmente según la estación, sino sólo cuando se aparean. O a través de estímulos similares, como la presión firme en la espalda o las caricias.
Los falsos embarazos pueden dar lugar a cambios tumorales en el útero a largo plazo. “Hay que tener en claro que lo de acariciar simplemente no va”, subraya Mackensen. Por esa razón, añade, desde su punto de vista los conejos no son adecuados como mascotas para niños pequeños.