Muchas veces los dueños reaccionan agachándose y acariciando a su perro. Esa no es una buena idea, porque para el animal lo siente como una recompensa, señalan los expertos.
Los dueños deberían volverse aguafiestas
Es mejor apartarse o moverse hacia un lado cuando el perro inicia el salto. De ninguna manera el dueño debería prestarle atención.
Después de un rato debería dirigirse a él y acariciarlo o darle una recompensa. Esa estrategia la debe seguir hasta que el perro aprenda que saltar no le aporta nada. Entonces, se puede implementar un ritual sustituto: un “siéntate” o “dame la patita”, por ejemplo.
Implementar un ritual con extraños
¿Y cuando el perro le salta a desconocidos? También eso lo debe impedir el dueño de manera consecuente. Lo mejor es llamar al animal cuando se acerca un desconocido, darle una recompensa y atarlo a la correa.
También eso puede convertirse en ritual y significar para el perro: “Se acerca una persona, voy corriendo al encuentro de mi dueño y recibiré una recompensa”.