Esta consiste en que el dueño del perro pose el dorso de su mano en el piso durante siete segundos. Si no aguanta, quiere decir que la superficie está también demasiado caliente para las patas del perro.
Si, así y todo, el perro se quema al salir de paseo, lo mejor es consultar al veterinario. Hasta la visita, hay que enfriar las patas afectadas. Lo mejor es colocarlas bajo agua fría, pero no helada. También es conveniente vendar la pata o enfundarla en un calcetín limpio.