Entre las personas amonestadas, 11 fueron expulsadas, dos fueron degradadas de su cargo, 83 suspendidas, 14 recibieron recortes salariales y siete fueron amonestados de forma formal. El resto recibieron amonestaciones o advertencias.
Este caso, que supone el mayor número de amonestaciones al que se enfrentan estas Fuerzas, ha llevado al almirante Ryo Sakai, jefe de personal de las Fuerzas de Autodefensa Navales, a anunciar su dimisión, que se hará efectiva el próximo 19 de julio.
El viceministro de Defensa, Kazuo Masuda, y el general Yoshihide Yoshida, jefe del Estado Mayor Conjunto, también han sido amonestados.
Entre los motivos para las amonestaciones se incluye no solo el mal manejo de información clasificada, sino también comer y beber en cafeterías sin pagar, o cobrar asignaciones por entrenamientos de buceo y tareas que no realizaron, por una suma de unos 43 millones de yenes (270.000 dólares).
Miembros de las Fuerzas de Autodefensa Navales también habrían compartido información clasificada confidencial al encargar a compañeros no cualificados que registren los movimientos de los buques sin confirmar que tienen la autoridad para hacerlo.
También se ha encontrado un manejo de información similar en las Fuerzas de Autodefensa Terrestres y Aéreas, así como en la Oficina del Estado Mayor Conjunto, que es responsable de integrar las operaciones de las tres ramas del Ejército japonés.
El escándalo llega en un momento clave en el que el país asiático viene fortaleciendo sus capacidades de Defensa ante el aumento de las tensiones en el estrecho de Taiwán y la creciente cooperación entre Rusia y Corea del Norte, que viene preocupando a Tokio y sus aliados.