Portugal espera a la princesa Leonor recordando los vínculos con la familia real y España

Lisboa, 10 jul (EFE).- La princesa Leonor de Borbón, heredera al trono de España, llevará a cabo este viernes su primer viaje oficial al extranjero a Portugal, un país con el que su familia tiene lazos especiales hasta el punto de que su padre, el rey Felipe VI, habla el idioma y con el que España mantiene unas "excelentes relaciones".

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En Estoril, a las afueras de Lisboa, sus bisabuelos, los condes de Barcelona, Juan de Borbón y María de las Mercedes, estuvieron exiliados durante la dictadura franquista y fue aquí donde pasó sus años de juventud su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I. Su padre, el rey Felipe, conoce Estoril y ha visitado Portugal innumerables ocasiones antes y después de ocupar el trono.

El diputado del conservador Partido Social Demócrata (PSD) luso Paulo Neves estuvo implicado en los preparativos del viaje de Estado de 2016 de los monarcas actuales, Felipe VI y Letizia.

Neves consideró en declaraciones a EFE como algo "muy simbólico que la visita de la futura reina, la primera visita oficial fuera de España, sea a Portugal" y recordó que Madrid suele ser la primera parada de los presidentes lusos tras tomar posesión.

En 2016, el rey Felipe pronunció un discurso ante el Parlamento luso, un honor que no suele dispensarse a mandatarios extranjeros, aunque en esta ocasión "se hizo una excepción".

"Hizo una intervención muy buena, habló en portugués, eso fue muy importante (...) y eso me acuerdo que se comentó mucho que el rey estaba hablando portugués perfecto", dijo Neves, que señaló que el rey emérito también tiene un portugués "perfecto".

El embajador Antonio Almeida Lima, representante de su país ante la Comunidad de los Países de Lengua Portuguesa, fue jefe de Protocolo del Estado luso y se encargó de preparar tanto ese viaje como el primero de los reyes a Portugal en 2014 en una visita de trabajo.

Explicó que no existen grandes diferencias a la hora de organizar la acogida de un jefe de Estado sea monarca o no, aunque al tratarse de España, al tener tanta importancia para Portugal, "era realmente una visita tal vez más complicada porque había varias peticiones para incluir en el programa, varios encuentros y visitas", a los que se suma la seguridad.

Aun así, para Almeida Lima, si hay un reto a la hora de organizar un evento de este tipo es, "sin duda, responder a las solicitudes innumerables de muchas entidades y personalidades a las que les gustaría estar con el rey", aunque los desafíos son varios.

El embajador todavía recuerda el almuerzo que en 2014 el entonces presidente luso, Aníbal Cavaco Silva, ofreció a los reyes en el Palácio de Queluz, en las afueras de Lisboa.

Como era julio y no era una visita de Estado, Cavaco Silva quiso darle "un componente más ligero, más agradable" y el jefe de protocolo propuso que los monarcas entraran por el jardín en lugar de por la puerta principal del palacio.

"El presidente Cavaco y su esposa iban a esperar a los reyes en lo alto del jardín con la fachada, los arbustos y las fuentes atrás -rememoró Almeida Lima-. Yo propuse que circulara por el jardín en ese momento una exhibición de la Escuela de Arte Ecuestre".

Sin embargo, se estaban desarrollando las obras de la autopista IC19 que une Lisboa con Sintra y que pasaban justo al lado de la puerta del jardín del palacio. Almeida Lima llegó incluso a hablar con el director general de Infraestructuras para ver si se podían retirar por ese día, pero era complicado y al final optaron por otra solución para que los reyes entraran por el jardín.

Meses antes de la abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014, Almeida Lima experimentó "la peor pesadilla de un jefe de protocolo": que los mandatarios de dos países se queden encerrados en un ascensor.

Ocurrió durante una visita del rey Juan Carlos para participar en un encuentro Cotec Europa con Portugal e Italia.

"Era en el Palacio de la Ciudadela de Cascais, donde se habían producido obras recientes y estaba todo nuevo -dijo Almeida Lima-. Habían puesto un nuevo ascensor y estaba todo fantástico. El rey Juan Carlos en aquel momento ya tenía dificultades de locomoción y tenía que subir por el ascensor y el presidente Cavaco también quiso subirse".

Al final acabó montándose más gente al aparato, que "era pequeño" y el ascensor se paró en la mitad.

"Yo me quedé con cara afligida y el rey me miró y me dijo 'no te preocupes, esto ocurre en las mejores familias", apuntó Almeida Lima.

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