Mendoza, de 41 años y quien pertenecía al movimiento Nueva Gente, fue interceptado por hombres armados que estaban en una motocicleta.
Según la Policía, en el lugar se encontraron ocho indicios balísticos, mientras que el alcalde de Portoviejo, Javier Pincay, recordó en su cuenta de la red social X, que hace una semana pidió al Gobierno que se declare el estado de excepción en su ciudad.
El caso de Mendoza, que tenía cuatro hijos, se suma al asesinato en junio pasado del excandidato a la Asamblea Nacional (Parlamento) de Ecuador, Mauricio Vásconez, en la ciudad tropical de Quevedo en un ataque contra el vehículo en el que se movilizaba.
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Anteriormente al menos cuatro alcaldes han sido asesinados desde inicios de año en Ecuador, dentro de una ola de violencia criminal que el año pasado personificó el candidato presidencial Fernando Villavicencio, asesinados a apenas once días de la celebración de la primera vuelta de las elecciones extraordinarias.
Además, a finales de junio, ocho cadáveres con signos de tortura fueron hallados en los exteriores de una mina en el sur de los Andes ecuatorianos, en una matanza que apunta a una banda criminal que busca apoderarse de la actividad minera en esa zona, según la Policía Nacional.
El hecho se produjo en la concesión minera Estrella de Oro, perteneciente al municipio de Camilo Ponce Enríquez, un enclave minero de la provincia de Azuay, en el que existe actividad minera legal e ilegal, y cuyo alcalde fue asesinado supuestamente por sicarios en abril.
Los asesinatos se producen en momentos en que Ecuador está bajo una declaratoria del jefe de Estado, Daniel Noboa, de "conflicto armado interno" contra 22 bandas criminales, a las que pasó a llamar "terroristas", causantes del auge de la violencia por la que se ha pasado a ser uno de los países con más homicidios per cápita de Latinoamérica.
Estas mafias están dedicadas principalmente al narcotráfico, pero también han ampliado sus operaciones a otros sectores como la minería ilegal, la extorsión y el tráfico de armas.