España acoge la primera retrospectiva en Europa de Yoshimoto Nara y sus niños cabezones

Bilbao (España), 27 jun (EFE).- Uno de los artistas vivos más cotizados en la actualidad, el japonés Yoshimoto Nara, aseguró este jueves que no sabe explicar por qué dibuja esos niños de gran cabeza, ojos grandes y actitudes a veces desafiantes -sus obras más reconocidas- y que si pudiera expresarlo con palabras "dejaría de pintar ya mismo".

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Yoshimoto Nara (Hirosaki, 1959), considerado uno de los grandes artistas contemporáneos, compareció en conferencia de prensa en Bilbao (norte de España) con motivo de la inauguración hoy en el Museo Guggenheim de su primera exposición retrospectiva individual en Europa.

"Cada vez que me preguntan al respecto podría dar una respuesta al uso, como que enlaza con mi cultura japonesa, pero no saldría del fondo de mi corazón. No sé expresarme con palabras, por eso me expreso a través de mis obras", argumentó.

Con un total de cerca de 130 obras organizadas por temas o según la técnica empleada, la muestra -abierta hasta el próximo 3 de noviembre- incluye pinturas, esculturas e instalaciones creadas en las últimas cuatro décadas de su trayectoria profesional (1984-2024).

"Pensé que era mentira"

El japonés contó que cuando hace tres años recibió la oferta de exponer en el Guggenheim pensó que "era mentira" y reconoció que exponer en el museo de Bilbao "un sueño hecho realidad".

Además, se refirió a la gran popularidad que ha adquirido su obra, que también acaba en piezas de mercadotecnia.

"En 1980-90, mi obra se consideraba rara, pero a partir de los 2000 se ha hecho muy popular entre los jóvenes, a lo mejor por una influencia visual, más que de contenido, y está bien", opinó.

"Bajo esa superficie hay capas muy importantes: manga, anime, influencia japonesa, recuerdos de mi infancia... y el proceso que ha llevado todo eso al terreno visual", precisó.

En ese sentido recordó que procede de "un pueblo pequeño en el extremo norte de Japón, de ambiente familiar y sin grandes focos culturales" y que acabó en la escuela de arte porque le gustaba "dibujar y pintar, pero principalmente porque quería experimentar la vida estudiantil".

"Me gustaría que en mis obras me vieran a mí mismo, sin tener que encajar en fenómenos sociales", agregó.

Juventud en Alemania

Tras vivir en su juventud, de 1987 a 2000, en Alemania, Nara decidió regresar a Japón y donde sigue teniendo mucha relación con su pueblo.

"Yo no he cambiado nada; igual han cambiado los ingresos de mi cuenta corriente o las exposiciones que me ofrecen... y tengo miedo de que eso me haga cambiar. Mi época más feliz fue cuando era un estudiante en Alemania y pintaba 120 obras al año... ahora pinto dos", remarcó.

Según señaló, esas experiencias que vivió "no se pueden comprar con dinero": "aquella época era un tesoro al que me gustaría volver...a mi no me gusta viajar en Rolls-Royce, ni ese tipo de pretensiones".

Así, reconoció que le han ofrecido colaborar con grandes marcas de moda y ha rechazado todas las propuestas "menos una, porque no utiliza la moda como negocio y tiene una visión sostenible, además de que existe un trato de amistad".

Único, sin clasificaciones

La comisaria de la muestra, Lucía Agirre, destacó, por su parte, que Nara es un artista "único, que se sale de las clasificaciones" y que "como gran figura del siglo XX, se merece una gran exposición".

"Nara ha colaborado en todo momento y el montaje es suyo íntegramente. Ha distribuido su obra casi como una partitura musical y los espacios del museo se han adaptado a ella", compartió.

Para la comisaria, Nara "transmite la esencia humana, la necesidad de crear una sociedad mejor".

La exposición está organizada por el Guggenheim Bilbao en colaboración con el Museum Frieder Burda, de Baden-Baden, y la Hayward Gallery, de Londres, donde viajará tras su estancia en Bilbao.

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