La operación Azm-e-Istehkam, o 'Resolución para la estabilidad', es una "campaña nacional antiterrorista revitalizada y reimpulsada", afirmó la oficina del primer ministro, Shehbaz Sharif, en un comunicado emitido en la noche del sábado.
La decisión fue anunciada tras una reunión dirigida por Sharif en la que también participaron dirigentes del Ejército y de las fuerzas de seguridad, así como jefes de gobierno regionales.
La oposición, encabezada por el Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI) del encarcelado ex primer ministro Imran Khan, así como el partido religioso Jamiat Ulema-e-Islam-F (JUI-F), rechazaron este domingo la operación en la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento.
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"Pedimos que cualquier operación, ya sea basada en inteligencia, a escala nacional o limitada a ciertos distritos, sea presentada ante el Parlamento", dijo uno de los dirigentes del PIT, Gohar Khan, antes de la sesión parlamentaria boicoteada.
Pakistán ha registrado un aumento en los ataques insurgentes desde que el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), el principal grupo talibán en el país asiático, canceló una tregua con el Gobierno en 2022.
El Gobierno de Sharif afirma que la llegada de los talibanes al poder en Kabul en 2021 ha dado alas a sus hermanos ideológicos en Pakistán, lo que ha generado un aumento de la violencia en provincias vecinas de Afganistán, como Khyber Pakhtunkhwa.
A esta violencia se unen las actividades de grupos insurgentes en la provincia suroccidental de Baluchistán, que han atacado recientemente proyectos de infraestructuras financiados por China.
Según el Portal de Terrorismo del Sur de Asia, el país asiático registró un total de 1.502 muertes relacionadas con el terrorismo entre civiles, miembros de las fuerzas de seguridad e insurgentes, en 2023.
Hay que remontarse hasta 2016 para ver cifras similares. Pakistán es testigo además de un aumento de los ataques suicidas, con 34 el año pasado frente a los 13 de 2022.