Las mujeres manejan automóviles, motos, ómnibus, autos de plataformas, taxis y bicicletas y lo hacen bien.
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Son buenas conductoras, pero en medio de la compleja vida actual al igual que los hombres tienen prisa, tienen que llegar a tiempo al colegio a dejar a los chicos, al trabajo, a la facultad, al mercado. Ellas están a mil.
En las rutas, mientras manejan ellas se exponen a la violencia en el tráfico, lo que se evidencia en ataques de burlas, palabrotas, exabruptos y acciones deliberadas que ponen en riesgo su vida.
Cuando manejas un vehículo hay una sensación de libertad, de dominio de una máquina que te lleva donde querés. Es una moto o un camión y se desplaza gracias a tus habilidades.
Pero nunca falta un personaje desubicado tocando la bocina a todo volumen, capaz de resquebrajar la paz y serenidad con la que tomás el volante.
Tranquila, no es nuevo que en las calles alguien quiera decirte que “salgas de su camino”, al modo de la canción: “Quítate tú pa’ ponerme yo”.
Mujeres divinas con calma y serenidad
Lidiar con estas situaciones implica que te sientas segura, y demuestres calma y serenidad aunque los bocinazos alteren al más paciente tibetano.
Con el cinturón puesto, o el casco en la cabeza fijate en tus espejos, respeta la luz del semáforo y no olvides la cultura y cordialidad vial.
¡Buen viaje mujer divina!
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