“Los atracones de comida pueden ocurrir varias veces al día, pero son más comunes en las horas de la tarde y la noche. Los adolescentes con bulimia nerviosa suelen pasar desapercibidos debido a la capacidad de mantener un peso corporal normal”, explica Carolina Sosky, nutricionista especializada en diversas áreas como en trastornos de la alimentación, inmunonutrición, nutrición deportiva, nutrigenética y nutrición infantil.
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Los signos de la bulimia nerviosa pueden incluir:
- Comer cantidades inusualmente grandes de alimentos sin cambios aparentes en el peso.
- Ocultar alimentos o envases y envoltorios de alimentos desechados.
- Ejercicio excesivo o ayuno.
- Hábitos o rituales alimenticios peculiares.
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- Consejos frecuentes para ir al baño después de las comidas.
- Uso inapropiado de laxantes, diuréticos u otros catárticos.
- Comportamientos impulsivos y de rendimiento excesivo.
- Duchas o baños atascados con frecuencia.
“Los signos físicos de la bulimia nerviosa incluyen dientes descoloridos, mal aliento, dolor de estómago, callos, cicatrices en las manos causadas por vómitos autoinducidos, períodos menstruales irregulares o ausentes y debilidad o fatiga”.
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“Los adolescentes con bulimia nerviosa a menudo se preocupan por el peso y la forma del cuerpo, así como por una imagen corporal distorsionada. El diagnóstico clínico define comúnmente la bulimia nerviosa si se dan atracones y purgas en promedio una vez a la semana durante al menos tres meses consecutivos”, recalca Carolina Sosky.