Cuando hace calor, no solamente retozan los niños en el parque de juegos o en el jardín, sino que también aparecen los insectos que pueden ocasionar molestas picaduras.
Un pediatra y una farmacéutica responden preguntas sobre las picaduras en los niños.
¿Puedo descubrir qué insecto le picó?
“Normalmente esto no puede reconocerse”, comenta Ursula Sellerberg, de la Cámara de Farmacéuticos Alemanes. “A menos que se trate de una abeja y el aguijón todavía esté colgando de la piel”.
En ese caso, los padres deben retirarlo con cuidado y sin aplastar la ampolla venenosa que puede seguir adherida.
“Esta bolsita sigue bombeando autónomamente veneno en la picadura”, indica Ulrich Fegeler, de la Asociación Alemana de Pediatras y Médicos de Adolescentes. Si el aguijón se extrae rápidamente, penetrará menos veneno en la piel.
¿Cuáles son los primeros auxilios para picaduras de insectos?
Lo primero que hay que hacer es enfriar. “Lo mejor es el hielo picado”, dice Fegeler. Su consejo es retirar cubitos de hielo del refrigerador, colocarlos en un paño y golpearlos con una tabla o un martillo.
Los padres no deberían colocar el hielo directamente sobre la piel del niño, sino envolverlo en un paño de tela para no provocar enfriamientos locales.
Y aunque no haya estudios científicos que los respalden, los métodos de la abuela demostraron su eficacia durante décadas y pueden prestar buenos servicios.
Por ejemplo, una cebolla cortada colocada sobre la herida. Para la farmacéutica Sellerberg, este consejo se remonta al “conocimiento empírico”.
Lo que resulta realmente importante es que la suciedad no alcance la herida. Porque en ese caso penetrarán bacterias, que luego ingresarán al cuerpo y pueden ocasionar una inflamación.
Fegeler detalla que no está mal desinfectar, pero que no es necesario hacerlo de inmediato. Una venda sobre la herida también contrarrestará el rascado, que asimismo podría introducir suciedad en la zona de la picadura.
¿Ayudan los dispositivos electrónicos?
Estos combaten las picaduras de insectos mediante calor. Su principio es que con el calor, unos 50 grados, modifican la proteína en el veneno del insecto con una velocidad de segundos, de manera que no se produce hinchazón ni picor.
Pero el dispositivo debe ser empleado de inmediato. “Esto es ampliamente efectivo”, comenta Fegeler. “Pero los niños deben poder soportarlo”. Porque, durante su utilización, se produce dolor, por el calor, por un periodo breve. Por eso, este método no debe simplemente emplearse en los niños sin haberlo hablado antes con ellos.
Ursula Sellerberg les recomienda a los padres que prueben este dispositivo eléctrico con forma de lápiz con ellos mismos. En caso de que consideren que el menor podrá soportar el dolor, entonces pueden explicarle cómo funciona. Es decir, el niño debería contar con edad suficiente como para comprenderlo.
“Lo que verdaderamente ocasiona el lápiz es una pequeña quemadura de primer grado como una quemadura de sol”, comenta el pediatra Fegeler.
“Pero es tan diminuta que no tiene importancia, y a lo sumo se produce un pequeño enrojecimiento durante poco tiempo”, afirma. Sin embargo, se desaconseja producir este calor uno mismo, por ejemplo presionando una cuchara caliente sobre la herida. “A diferencia del lápiz (electrónico), esa sería una temperatura sin demasiado control”, explica.
¿Se debe colocar gel en la herida?
No necesariamente. “Por regla general, las molestias remiten por sí solas al cabo de unos días”, sostiene Sellerberg. Pero un gel antihistamínico contrarresta el picor y también puede contener algo de cortisona antiinflamatoria. El gel además enfría un poco la piel.
¿Qué sucede con las picaduras en el rostro?
En caso de una picadura cerca del ojo, el veneno puede extenderse fácilmente debido al tipo de tejido en esta zona. O sea que aquí es más probable que se produzca una inflamación, que también puede tener un aspecto más amenazador. Si los padres no están seguros, deberían llevar al niño sin falta al médico.
La situación puede volverse particularmente grave cuando entra una avispa a la boca y pica allí dentro. “Una picadura de este tipo puede hincharse de manera extrema y existe el riesgo de que se cierren las vías respiratorias”, advierte Fegeler.
Por eso, los padres deberían ir directamente al médico sin dudar cuando una avispa o una abeja pica en la zona de la boca o del cuello.
¿Cómo noto si mi hijo tiene alergia al veneno de los insectos?
Fegeler explica que, básicamente, cada reacción a una picadura de insecto tiene un pequeño componente alérgico.
Pero también existe una alergia al veneno de los insectos que se vuelve potencialmente mortal, aunque es poco frecuente.
Se manifiesta, por ejemplo, por la dificultad para respirar o hinchazón de la cara tras una picadura. En caso de reacciones de este tipo, los padres deben llamar inmediatamente a un médico o al servicio de urgencias.
“Una alergia de este tipo nunca se manifiesta con la primera picadura”, comenta Fegeler. “El cuerpo tiene que haber estado ya expuesto antes a la toxina”, comenta. Si ya existe el diagnóstico de alergia, hay que proporcionar a los niños la medicación de emergencia necesaria.
¿Cuál es la mejor manera de prevenir las picaduras?
Existen medidas preventivas muy sencillas, como colocar redes sobre los cochecitos de los niños o emplear vestimenta con mangas largas y no ingerir alimentos dulces al aire libre.
Además, los comercios ofrecen una amplia variedad de repelentes. Sus aromas disuaden a los insectos y pueden frotarse o pulverizarse sobre el niño.
Lo que resulta importante es renovar su aplicación de manera sistemática. Sellerberg detalla que, “cuanto más se transpira, más frecuentemente” deberá hacerlo. El repelente también se elimina al bañarse o chapotear en el agua.
Además, los padres deben seguir las instrucciones de los prospectos y preguntar en la farmacia por preparados adecuados para niños. Por otra parte, los niños pequeños no deben aplicarse ellos mismos estos productos.