La dieta mediterránea reduce la ansiedad y mejora el sueño en embarazadas

Un estudio liderado por investigadores del Clínic-Idibaps y realizado con el apoyo de la Fundación La Caixa ha mostrado que las mujeres embarazadas que siguen la dieta mediterránea presentan una reducción de entre el 25 y el 28 por ciento en los niveles de ansiedad y tienen mejor bienestar y calidad del sueño.

Un estudio liderado por investigadores del Clínic-Idibaps y realizado con el apoyo de la Fundación La Caixa ha mostrado que las mujeres embarazadas que siguen la dieta mediterránea presentan una reducción de entre el 25 y el 28 por ciento en los niveles de ansiedad y tienen mejor bienestar y calidad del sueño.gentileza
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La investigación, publicada en la revista ‘Nutrients’, afirma que los trastornos de ansiedad y el estrés son “cada vez más frecuentes” en embarazadas y se estima que 1 de cada 5 futuras madres puede sufrirlos, ha explicado la Fundación La Caixa en un comunicado este jueves.

El equipo ha apuntado que estudios previos en no gestantes habían relacionado la dieta mediterránea con una mejora del bienestar y la salud mental, y que este es “el primer ensayo en embarazadas que lo evalúa y lo demuestra”.

En este análisis participaron 1.221 embarazadas de alto riesgo, distribuidas de forma aleatoria en grupos distintos a las 19-23 semanas de gestación.

Un grupo siguió dieta mediterránea, incrementando la ingesta de cereales integrales (5 raciones al día), verduras y productos lácteos (3 raciones al día), fruta fresca (2 raciones l día), legumbres, frutos secos, pescado y carne blanca (3 raciones a la semana), así como el uso de aceite de oliva para cocinar y aliñar.

Otro grupo recibió la atención habitual durante el embarazo pero sin intervención especial.

La dieta mediterránea incidió en estos resultados

De acuerdo con los datos, la intervención basada en la dieta mediterránea redujo entre un 25 y un 28 por ciento la ansiedad y el estrés materno, además de mejorar el bienestar y la calidad del sueño de las gestantes, respecto al subgrupo que no recibió ninguna intervención.

Los investigadores llegaron a esta conclusión después de analizar los cuestionarios de estrés de las propias participantes y de medir los niveles de metabolitos relacionados con el estrés, como el cortisol y la cortisona, en muestras de orina.

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