Sobre la responsabilidad afectiva y el amor romántico

Nietzsche definió el amor como “el desprendimiento del pensamiento egoísta”, Aristóteles dijo que es “la voluntad de querer para alguien lo que se piensa que es bueno mientras” que Sartre afirmó que era “libertad acompañada de transparencia”. Estas diversas definiciones del amor nos pueden generar dudas, interrogantes e interpelaciones sobre cómo afecta nuestro comportamiento a las personas a quienes decimos amar. Ante la duda (y por el Día de los Enamorados) ahondamos en el concepto de la “responsabilidad afectiva” y también los mitos del” amor romántico” en nuestros tiempos.

“Responsabilidad afectiva es una forma de comprender, de entender y concebir las relaciones interpersonales, ya sean afectivas, sexo afectivas o familiares, las relaciones en general”.
audima

Nadie puede decir que es experto en amor ni que conoce todos los secretos para el éxito de las relaciones, pero, desde el punto de vista sociológico podemos analizar algunas cuestiones referentes a la responsabilidad afectiva y también al “amor romántico”, conceptos cuyo entendimiento y debate son fundamentales para construir vínculos sanos y perdurables.

Clemen Bareiro Gaona, socióloga y activista en Emancipa Paraguay, explicó algunos conceptos. “Responsabilidad afectiva es una forma de comprender, de entender y concebir las relaciones interpersonales, ya sean afectivas, sexo afectivas o familiares, las relaciones en general”.

Según explicó tiene que ver con el cuidado que uno tenga sobre uno mismo y de las otras personas, en lo referente a las emociones que surgen y se dan en el marco de ese vínculo. “Se trata de respetar acuerdos, de tener empatía y pensar en la otra persona”, subrayó.

¿Qué implica la responsabilidad afectiva?

La responsabilidad afectiva implica ser claros y honestos con nosotros mismos y también con los demás sobre lo que se espera y sobre la relevancia del vínculo. No es exclusiva a las relaciones de pareja, también hacen parte de las relaciones familiares, en las amistades y otros.

“Implica como le vemos nosotros a las otras personas con las que nos vinculamos y nos afecta en que muchas veces nos olvidamos de esa otra persona y no calculamos como pueden afectar nuestras opiniones o decisiones sin considerar la presencia, los sentimientos y emociones de las otras personas”, dijo Bareiro.

Conforme afirmó, en el marco de la responsabilidad afectiva, debemos considerar cómo afectará a la otra persona las acciones que realice. “Es muy importante hacer el ejercicio constante de preguntarnos: ¿cómo va a afectar esto a los demás?”.

Relaciones sanas y honestas

Bareiro hizo hincapié en que, para la construcción de relaciones sanas y honestas, es fundamental la evaluación constante de la forma en que nos vinculamos con los otros.

¿Pienso solo en mi placer con esto? ¿Solo quiero mi bienestar en esta situación?, son algunas de las preguntas que debemos hacernos a fin de mantener una línea de respeto, empatía y sinceridad en las relaciones.

Igualmente, mencionó que la responsabilidad afectiva es un “hábito” que se adquiere, ya que nos educaron de forma individualista, compitiendo por el éxito y siempre midiéndonos con los demás. “La responsabilidad afectiva es un constante ejercicio de deconstrucción de esta forma individualista a la que nos sometieron, en las que fuimos socializados”, acotó.

“Nos permite tener relaciones más sanas, más honestas, de colocar de forma más asertiva nuestros sentimientos y nos volvemos personas capaces de sentirles y verles a los demás y de entender que no somos nosotros el principio y el fin de las relaciones”, dijo.

También destacó que, como individuos a los que nos educaron de forma diferente, tendremos diferentes puntos de vista y formas de asimilar las situaciones, por la responsabilidad es una vía que nos permite explorar los vínculos de una forma consciente, con oportunidad de revisar las formas en las que concebimos las relaciones.

El amor romántico

Hablar de la responsabilidad afectiva también nos lleva a explicar algunos conceptos que nos fueron socializados, en este caso, el “amor romántico”.

El amor romántico es un modelo de relacionamiento que nos transmitieron a través de diferentes dispositivos a lo largo de la historia, como los cuentos, las novelas, la literatura, las películas, las músicas, las obras de teatro y otros.

Bareiro explicó que el “amor romántico” es el amor que, culturalmente, hizo creer a las mujeres que, sin pareja, son indefensas y necesitan a “otro” para estar completas, que deben “encontrar” a su media naranja.

Para los hombres, el amor romántico, les fue socializado como la idea de que ellos son “salvadores”, que si pueden estar solos y que no necesitan “su media naranja” y que ellos completan a las mujeres. “Somos nosotras (las mujeres) a partir de ellos”, explicó.

Según menciona, este “ideal de amor” nos enseñó que cuanto más se sufre, más se ama. Un ejemplo claro es “Romeo y Julieta”, la obra de William Shakespeare que presenta a dos jóvenes que murieron por amor. Este caso es considerado aún en muchos lugares como la “verdadera historia de amor”.

Desmontar el amor romántico

Con el tiempo y gracias al trabajo de investigadores varios, este mito del amor romántico se fue desmontando, puesto que sus implicancias generaron muchísimo daño en las relaciones, principalmente a las mujeres.

“El amor romántico nos hace creer que existe una persona que está predeterminada para la otra”, indicó.

Y a raíz de esta creencia, muchas veces se normalizan los maltratos, la violencia y los abusos. “Si te quiero, te aporreo, es una frase muy común”, manifestó.

Esta idea de que existe una “pareja ideal y única” refuerza el falso concepto de que solo se puede tener un vínculo y fuera de este se está perdido.

Además, jerarquiza el relacionamiento y establece que los vínculos sexo afectivos están por encima de cualquier otra relación. “Es común que las mujeres que están en una relación se alejen de sus amigos, amigas, es como que perdemos toda posibilidad de crear otros vínculos o realizar otras actividades”, comentó.

Así también se instala la creencia de que el amor conlleva sacrificios. “Hay que sufrir por amor”. Y otro punto, es que nos hace idealizar a la otra persona. “Son como seres celestiales que están a tu lado. Esto pasa mucho con las mujeres. Colocamos a los hombres en un pedestal: es el proveedor, es el salvador, es el fuerte. Y de hecho, por ejemplo, antes se decía, que ni las mujeres no podían ser ni más altas, ni más viejas, ni más ricas que sus maridos porque les hacía quedar con menos poder”, indicó. Y efectivamente, el “amor romántico” también se entiende, erróneamente, como una relación de “poder”.

Mitos sobre el amor romántico y sus peligros

Existe varios mitos que giran en torno al amor romántico y muchos de estos contribuyen a la normalización de conductas negativas e incluso agresivas hacia las mujeres.

Uno de los mitos más comunes en las relaciones de pareja es que “la persona va a cambiar por mi”. Esto hace que muchos comportamientos incorrectos sean tolerados y pasados por alto, atendiendo que por “amor” uno debe soportar todo.

Otro de los grandes mitos es que el “amor todo lo puede”. Esto muchas veces se usa como una excusa para no modificar comportamientos o situaciones que afectan a la pareja.

Los conflictos y los celos son también parte de estas situaciones que son normalizadas dentro de la pareja que hacen que actitudes negativas se naturalicen.

“El amor todo lo soporta y todo lo aguanta”, otro de los mitos peligrosos que está arraigados en la cultura. Estos definitivamente ponen en riesgo la integridad de las mujeres, puesto que normalizan casos de abuso y violencia en “nombre del amor”.

La dependencia económica también es otro mito que se desprende del amor romántico. Las mujeres deben pasar de la casa de sus padres a la casa del marido, según establece el “ideal” impuesto por la sociedad.

Esta situación pone a la mujer en desventaja con relación a los hombres, porque dependen de ellos para subsistir económicamente.

El amor como posesión y exclusividad

Bareiro dijo que, otro punto a considerar dentro de la idea del “amor romántico” es lo referente a la posesión y la exclusividad.

Estas dos aristas en las relaciones perjudiciales debido a que normalizan los celos y dejan a la mujer vulnerable, puesto que el hombre cree que es dueño de su pareja y cree que esta “le pertenece”.

Estos casos, muchas veces, escalan a hechos de violencia e incluso llevan a feminicidios. “La mató por celos”, te dicen, reprochó. “Quieren justificar el crimen con esta idea de que la mató por amor y no es así”, remarcó.

Visibilizar violencia contra la mujer: “no es crimen pasional”

Bareiro resaltó que uno de los grandes logros del movimiento feminista a nivel local es que los crímenes contra las mujeres empezaron a visibilizarse como lo que son: violencia machista.

Recordó que anteriormente no se hablaban de estos casos debido a que eran considerados hechos privados, del fuero particular.

Actualmente, los crímenes contra las mujeres, por su condición de género, son calificados como feminicidios. “Es un gran logro porque visibiliza la violencia estructural contra las mujeres”, manifestó.

Amor compañero: educar en igualdad a niños y niñas

Como una necesidad imperante, Bareiro destacó que para la construcción de relaciones sanas se debe educar en igual a niños y niñas, con la premisa de que en cualquier vínculo se debe ejercitar la responsabilidad afectiva, sin imposición de jerarquías.

Se deben romper con los mitos que ponen a las mujeres en desventaja, dependiente de los hombres y enseñar tanto a niños como niñas que el amor se construye en igual, con diálogo y sin la idea de “poseer” o tener autoridad sobre la otra persona.

Coral Herrera, propone el “amor compañero”, en el que las personas se cuidan mutuamente, en el que se ve al otro como igual, en el que está con esa persona porque quiere estar con esa persona y no porque “debemos estar” con ella.

“Los amores compañeros se construyen desde una generosidad”, concluyó.

Lo
más leído
del día