Todos en algún momento detectan esas desigualdades en ambas “caras” de un mismo rostro, que no solo están definidas por las características superficiales y visibles, sino también por la actividad cerebral, asegura el cirujano alemán Joachim Graf von Finckenstein.
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Joachim Graf von Finckenstein es médico especialista en Cirugía Estética y autor de un libro en alemán acerca de por qué nos atrae tanto la belleza. El experto responde.
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¿Por qué la mitad izquierda de los rostros suele ser la más fotogénica? Todos tenemos un hemisferio cerebral más dominante que el otro, uno que trabaja más.
En aproximadamente un 90 por ciento de las personas, el hemisferio cerebral más activo es el izquierdo, lo que significa que la sonrisa o los movimientos faciales pequeños se manifiestan más claramente en ese costado.
Tu lado fotogénico es el izquierdo
Muchas obras de arte como la Mona Lisa, la Venus de Botticelli o el retrato clásico de la reina de Inglaterra hacen foco en el perfil izquierdo, al igual que muchas personas cuando se toman selfies, aunque lo hagan inconscientemente.
¿Por qué muchas personas no se gustan cuando se ven en una foto? Por lo general uno ve su imagen en un espejo, reflejada, es decir, uno no ve su verdadera imagen en el espejo, por así decirlo.
Como los rostros nunca son simétricos, yo veo de mí mismo una imagen diferente de la que ve quien está parado delante mío. Cuando veo en una foto mi rostro verdadero, pienso: ¡Pero si ese no es el que yo conozco!
Por eso muchas veces pensamos que no somos fotogénicos. Sin embargo, se trata de un proceso de adaptación y acostumbramiento. Cuando una persona ha visto muchas fotos suyas, se acostumbra a esa imagen. Los famosos, que se ven permanentemente en fotografías, seguro que ya no tienen este inconveniente.
Es fotognénico
¿Usted qué considera en un rostro bello? Es tremendamente difícil de responder, porque la belleza es un asunto de gran complejidad, no puede explicarse en una única frase. En líneas generales es bello lo que tiene múltiples colores, es joven y simétrico.
Los colores no tienen tanta relevancia en un rostro porque la gama es limitada. Los rostros jóvenes suelen ser de una belleza impoluta, mientras que los semblantes ancianos suelen tener rasgos pronunciados. La belleza debería tener simetría. Lo que es demasiado asimétrico no resulta atractivo.
Pero lo más importante de un rostro es su aura, lo que irradia. He tenido la experiencia de observar a personas que no tienen ningún atractivo físico y de pronto se convierten en los seres más hermosos al hacer algo.
Conocí por ejemplo, a una estudiante que todos consideraban un ratón de biblioteca y, de pronto, cuando se sentaba al piano, se transformaba en una mujer hermosa.
Edith Piaf tampoco era atractiva, pero cuando cantaba desplegaba tanta belleza que tenía al mundo entero a sus pies. Es una belleza inconmensurable, imposible de medir.